Isla de Santa Comba, Ínsula Selima, los poblamientos (parte 1)

15/04/2011, Miguel García Bañales

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En el nº 9 de esta revista hablaba de la isla de Santa Comba, y de su probable nombre “selima”, pues así aparece en un documento del siglo IX, y así está publicado en otro artículo firmado por Fernan Gómez Filguéiras.

 

A día de hoy, tras la aparición en el verano del 2008 el bosque fósil de Ponzos, en una turbera, trataremos de indagar como afecta todo esto a los poblamientos, la religiosidad y, un poco más, al topónimo “selima”.

 

En el citado artículo anterior decía que un evento catastrófico podía haber convertido la isla en algo mágico; la laguna que formó la turbera, más los restos de troncos que aparecen en la playa de Santa Comba, en Marmadeiro (topónimo, creo que procede de mar-madeiro, restos de troncos del mar), indican la presencia de otra turbera, es decir otra laguna; si el desaparecer ambas por la invasión del mar se produjo de forma violenta, quizás estamos ante dicho suceso, o a varios sucesos consecutivos. Hay que tener en cuenta que el marisqueo, la pesca, la ganadería y la agricultura establecerían, de muy antiguo, las condiciones para que las poblaciones permanezcan progresivamente en el mismo lugar: las zonas lagunares eran un hábitat muy adecuado. Para buscarlo profundizaremos en el origen y la desaparición de estas lagunas.

 
Imagen 1. Localización de Selima

La turbera, que parece un yacimiento menor, veremos que es de una gran importancia, pues en sus restos encontraremos escrito, ya que cada nivel de sedimentación será como la página de un libro: como era la vegeta ción desde el inicio hasta el fin de su formación, las variaciones que ha tenido, el influjo sobre la vida del hombre y, lo más importante, la influencia del hombre sobre ella. Una de las sorpresas de la turbera sería encontrar en ella restos fósiles de animales de gran tamaño, pues de pequeño seguro que los hay, estos aportarán datos de gran interés, y, la más importante, que aparecieran restos humanos.

 

LA TURBERA

Generalidades: Aparece en la parte baja de la marea en la playa de

Ponzos, nombre presumiblemente de origen latino, de Pontio, Ponzio: esto no es extraño por los antecedentes romanos, que ya vimos en el artículo anterior, aunque la falta de posesión lo hace, presumiblemente, posterior. Según el artículo del Sr. Ramil del número 10 de la revista, la turbera se compone de dos metros de espesor de turbera, con restos de troncos, y de un espesor de medio metro de arcilla en el fondo (imagen 2).

 
Imagen 2. Localización de las turberas

La costa: para poder valorar lo anterior, necesitamos conocer como era el relieve de la zona de Cobas. Por lo que restituimos la carta marina de 1918 (E: 1/40400) uniendo las cotas (puntos con su altura) y obteniendo así las curvas de nivel como en un mapa normal. A la vista de esto, y aplicando los parámetros de la influencia del frío y del calor en el nivel del mar después de la última glaciación, observamos que para el máximo frío glaciar, 16.000 a.C., antes de Cristo, aproximadamente (se corresponde con el 18.000 B.P., antes de ahora) el nivel del mar debería estar a -130 o -120 m., bajo el nivel del mar actual, lo que convierte a la playa de Ponzos en una ladera de montaña: la costa estaba a unos 15 km., aproximadamente (imagen 3)

 

A la vista de la carta, encontramos una rasa (zona de ligera pendiente erosionada por el mantenimiento del mar en un nivel), en el punto máximo de la glaciación, a -110 por debajo del nivel del mar actual, lo que nos indicaría que esta zona se levantó unos 10 a 20 metros, a pesar de que dicen que el suelo de Galicia se hunde: estos cambios se deben al equilibrio isostático. Esto se produce porque en la glaciación, con el peso del hielo, el suelo se hunde, pero al deshelarse desencadena unos movimientos de equilibrio, volviendo a subir: el golfo normandobretón se hunde, el Cantábrico se levanta.

 
Imágenes 3 y 4. Situación de la costa 18.000 BP (Nivel del mar)

Es curioso que de las rasas que describe el Sr.Vidal en la zona de Cobas, hoy en la zona de tierra, la máxima es de 50 a 60 metros, esto significa que desde ese momento al actual la tierra bajó, aquí, de 20 a 30 metros, ya que la máxima en deshielo está descrita sobre los 70 metros. También vemos una amplia vaguada que dista sobre unos 30 km. de la costa actual, que mantiene mayores profundidades, y, sea cual sea su origen marino o continental, nos dice de que esa zona se hundió, ya que está por debajo del máximo que nos da el máximo glaciar de -130 m.

 
Imágenes 5 y 6. Situación de la costa 14.000 BP y 10.000 BP (Nivel del mar)

Como vemos el suelo sube y baja en función de condiciones geológicas y climáticas: es decir evoluciona continuamente, ascendiendo o descendiendo, por hielo o deshielo, 1cm. al año, aproximadamente. Parece importante que nos paremos un poco en el aspecto de que todo evoluciona, es decir que todo está “vivo”.

Imágenes 7 y 8. Situación de la costa 9.000 BP Y 8.000 BP (Nivel del mar)

El suelo se mueve, hacia arriba y hacia abajo, y los continentes se acercan o se separan en función de las dorsales oceánicas: cuando estos movimientos de las zonas se restringen, funcionan como si fuera un muelle, se acumula el esfuerzo, y más tarde se producen los terremotos. Los minerales se transforman por la presión, el calor y el agua, ya lo vimos en el artículo anterior. Las plantas, en función del suelo, la temperatura y la humedad, cambian, incluso progresan hacia zonas más adecuadas. Los animales también buscan las mejores condiciones de hábitat, y al desaparecer el hielo migrarán siguiendo el deshielo: las zonas que dejan las ocuparán otras especies adaptadas a lo nuevo. En el mar sucede lo mismo, adaptándose los mamíferos, peces y el marisco a las nuevas zonas, variando, en el caso, también las especies.

Como resumen, lo que no se adapta, desaparece.

Pero todo se produce no de forma violenta, hay excepciones, sino de una manera lenta, como lento es también el cambio de culturas, manteniéndose durante tiempo las formas o los usos anteriores. Ya lo vimos también en las religiones, pues aún hoy tenemos ritos de carácter pagano.

 

La evolución de la costa

Véase la secuencia del progreso del mar en las imágenes 5 a 9.

 

La turbera, características

Como había dicho antes, la turbera se compone de dos metros de turba, en la que aparecen en su parte superior restos de troncos de árboles, tanto en posición de vida como tumbados, rodeados de unos 20 cm. de turba. Más abajo, en el fondo del sedimento, una arcilla de medio metro de profundidad. A la vista de esto sólo tenemos un flash de la formación, es decir lo que nos deja ver el mar y la arena, pero nos falta el resto de la turbera, y sobre todo la parte superior ya que no sabemos cuánto se ha llevado el mar en dicha parte durante años, si el fenómeno de aparición se ha repetido varias veces. En la playa, en dirección a la turbera, en su máximo de marea alta, dicen que aparecieron tocones de árboles hace años, no sabemos si por arrastre del mar, si por que la turbera sigue ahí, o si era un bosque fosilizado próximo a la turbera.

Imagen 9. Formación de la turbera

 

Su formación, generalidades

Las turberas se forman cuando en un régimen de agua (lago, laguna o charca) la vegetación que vive en ella produce restos que no se llegan a descomponer en su totalidad, sino que parte permanece en el fondo en una fase de transformación física y química a medida que se van acumulando más restos. Esta vegetación es variada, y va a venir condicionada por la función tanto de humedad, nivel del agua, como temperatura del clima.

En el anterior apartado decía que al bajar el nivel del mar esta zona se convertía en una ladera de montaña; estamos ante una turbera de montaña, comunes en Galicia, y que aún existen en la actualidad.

 

Para formarse la turbera necesita un foco de producción de agua, sea de procedencia subterránea (minerotrófica), de abajo arriba, o por acumulación de agua de lluvia (ombotrófica), de arriba abajo. La acumulación es en este caso por agua de lluvia, pues al ser impermeable la capa de arcilla no dejaría pasar el agua subterránea. Si no se impermeabilizara del todo el suelo, además puede ser minerotrófica, es decir, puede recibirla también por abajo, subterránea.

 

Sobre la carta restituida, cuando le quitamos la capa de la turbera y la arcilla, nos queda como una vaguada de poca pendiente, de erosión plana en la piedra sumergida en Crevadoiro (a -10m.) y que lo próximo, aunque está tapado por arena, podemos hacerlo extensivo a una superficie más o menos plana (imagen 2).

 

La arcilla, para su formación, sería de carácter lagunar, luego, para cerrar la laguna en esa superficie casi plana, necesita una formación, o bien dunar o bien morrénica, es decir de origen marino, glaciar o periglaciar (zona de terreno que no tiene hielo permanente, e influenciada por un glaciar). También puede formarse la turbera sin tener el cierre que indicábamos, pues, cuando son en ladera, no necesitan tenerlo si la pendiente y la vegetación es adecuada, pero no parece el caso por el aspecto lagunar. Además, se pueden formar en zonas por debajo del nivel del suelo, bien por hundimiento (suelos calizos, aquí no los hay) o alveolar (desgaste de la piedra, glaciar o periglaciar, pero faltan los escalones típicos).

 

La duna fosilizada sería residual de cuando bajó el mar antes de la última glaciación, y no cuando subió después de la última glaciación, ya que el inicio de la formación, dice el Sr. Ramil, fue 15.000 años B.P., y el nivel del mar estaría, en ese momento, sobre los 100 metros por debajo el nivel del mar actual. Esta laguna dunar nos dejaría en el fondo los restos de arena, debajo de la arcilla, que aquí no los tenemos de momento.

 

La morrena formada, si la hubo, coincidiría con la vaguada casi plana ¿origen glaciar o periglaciar?, pero hubiera dejado restos de piedra típicas glaciares, que no vemos. Dicen que hay indicios morrénicos cercanos, pero el geológico no los describe, ni aparecen en los artículos del Sr. Vidal (la rasa más cercana es la de 6m. de cota, en Ponzos, pero le da origen marino; esta, si la hubiera trabajado el hielo, hubiera desaparecido). No se aprecian los escalonamientos típicos de la erosión por el hielo. Aunque sí aparecen piedras poco erosionadas en Valdoviño y otros sitios, pero no es concluyente, pues pueden corresponder a un período geológico diferente, o también pueden ser del poco desgaste al estar muy cerca la zona de producción, y tener poco recorrido: es decir, no están rodadas.

 

Los análisis polínicos (polen), de la arcilla, nos darán la vegetación que había en su formación. Lo que nos permitirá colocarla en el tiempo, y saber cuándo se inició.

 

Inicialmente, la formación de la turbera (sin la arcilla) hacia el 11.000 B.P., coincide con el inicio de las turberas por el deshielo de carácter general. El Sr. Ramil la da como iniciada en el 10.000 B.P. Las turberas, de origen ya no glaciar empiezan en el 9.000 B.P., también de carácter general. Poca diferencia para estas dataciones.

 

Los datos

Los datos concretos que tenemos sobre la turbera son: un árbol de la familia Quercus (roble, carballo), encina) que vivió, hace, aproximadamente, 7.000 años B.P., acompañado de unos salgueiros (sauces), sin datar, pero más modernos que el quercus: creo que cogerían por su posición el más antiguo para datar; un salgueiro de 5.600 B.P.; que en la parte baja, al pie, de la turbera hay pólenes de árboles: esto último descarta que al comienzo de la turbera hubiera hielos o suelo helado (permafost), es incompatible con los árboles. A continuación una formación arcillosa, previsiblemente de formación inicial por una corriente de agua, y que más tarde pasó a una formación lagunar.

 

También tenemos un análisis de fango arcilloso, que aparece en superficie, en el artículo publicado por el Sr. Pego. Dicho fango descrito parece una formación tipo lentejón (está intercalado), 0,5 m. de espesor, en el conjunto de la turbera, pero no parece la parte inferior de la laguna; la parte superior del fango parece desaparecida o no existía, hay como un escalón. A la vista de los análisis publicados vemos, que hay caolinita, no hay esmectita ni gibsita (se forman con exceso de frío y calor respectivamente), en el análisis de su parte central, pero no en la superior ni en la inferior. Parece decir de un clima frío cuando se formó el depósito, templado en el medio, y frío en su parte final. Esto se corresponde también con su contenido de materia orgánica, más acusado en el centro, y pequeña en el principio y en el fin. Parece corresponder con el ciclo climático 6.500 B.P., frío, 6.000 B.P. caluroso, 5.500 B.P. frío también: es concordante con los árboles. Lo que le daría al fango un tiempo de formación de 1.000 años (lo más probable): pudieran ser 2.000 o más, pues las referencias son pequeñas y discontinuas, y los ciclos frío y calor se repiten (imagen 9)

 

Su formación

Por lo que vemos, hay una turbera de ladera, alimentada por un río (con sus pequeños afluentes) que baja del monte Salgueiro (sauce) [Sabugueiro (sauco) le llama el plano], de un corto recorrido, entre dos y tres kilómetros, y formada en una laguna. La laguna cerrada por un residual dunar, en la regresión del mar, es muy anterior, descartando el origen por el hielo. Para su formación, la corriente de agua fue sedimentando la arcilla hasta volver el suelo impermeable formándose la laguna; en las zonas propicias se pobló de vegetación de agua que empezó la formación de la turbera. En los bordes se puebla de juncos, más alejado del agua de salgueiros, y más alejado de robles, en función del nivel de agua (nivel freático).

 

Sobre un mismo punto de la laguna, a medida que el nivel de agua baja, aparecen los salgueiros y cuando baja mucho más aparecen los robles. Cuando sube el nivel de agua vuelven a aparecer los salgueiros y cuando sube más aparece otra vez vegetación de agua, y si sube mucho más aparece la arcilla o el fango arcilloso: repitiéndose los ciclos en función de la cantidad de agua de lluvia o la subida del nivel freático por el ascenso del nivel del mar. Los robles, los salgueiros, la vegetación de agua son incom patibles, pues viven a un nivel freático distinto: si no tienen el nivel correspondiente se mueren, conservándose los restos cuando las condiciones son adecuadas.

 

Su localización, dimensiones probables

Como ya he dicho, la turbera aparece en la zona de la marea baja, cerca de Crevadoiro, con una amplitud de 100 x 300m., largo y ancho respectivamente; como la rasa de Ponzos (+6, al borde de la playa), de la que ya hablé antes y que describe el Sr. Vidal, está desaparecida en la playa, menos en esta zona, creo que nos dice que la barra, que hubiere, obstaculizó la erosión en esta zona de rasa y por eso conservó esta parte, que tendría por lo tanto una amplitud de 700m de ancho, y que lógicamente debe coincidir con el alejamiento de la barra: de largo tendría sobre unos 300 m. Como el complejo dunar, que hoy tenemos en esta zona, es muy corto, de 50 a 100m de dunas primarias y secundarias (estas a continuación de las primarias de color blanco, las terciarias son grises, la vegetación varía y aumenta en función de la antigüedad, como consecuencia de la pérdida de salinidad): parece que el fondo, ancho, de la barra podría ser de unos 100 metros.

 

La barra, localización, altura

La dificultad proviene en donde colocamos la barra (imagen 9), pues al ser la ladera irregular, lo vemos en la playa que aparecen restos de la roca base, se pudo localizar en cualquier lugar: la tendencia al depósito de arena se da en estas formaciones. Pero tenemos unos datos que nos dicen los salgueiros y los robles, ya que para sobrevivir deben estar alejados de 200 a 300m. de la marea alta. También la marea alta debe estar por debajo, como mínimo dos metros, para que los árboles puedan vivir. Ambos puntos coinciden con una barra a unos 300m. de la marea baja, hoy mar a dentro.

 

Nos queda por resolver la altura de la barra (duna). Para ello tenemos dos datos: la altura del pie de la posible barra (-9m. en la piedra base, -3 m. sobre la arena actual que cubre la piedra base) y la altura del hallazgo de unos troncos en el borde de la marea llena (+4 m). Esto nos da una altura de barra de aproximadamente 13; algunas dunas actuales, primarias, llegan a los 15 m: estamos en parámetros normales, de lo que deducimos que era mayor de 13 m.

 

La invasión por el mar

Ya para finalizar, lo más importante, cuando se rompió, y como consecuencia de ello se cubrió todo de agua o arena. Los troncos del borde de playa, para no pudrirse, tuvieron que cubrirse de arena o de agua rápidamente, luego el nivel del mar debía estar entre dos y tres metros sobre el nivel de la marea actual. Parece ser que en Galicia sobre el 4.000 B.P. se produce una subida del mar, pero no tenemos el dato, por lo que buscaremos la correlación con Cantabria, pues allí sube +2,5 m. en el 4.900 B.P: tomaremos esta fecha, como fecha de ruptura o invasión.

 

La turbera de Santa Comba

Como parece ser que en Santa Comba aparecieron, en el lugar de Marmadeiro, unos troncos de árboles, en los años 50 del siglo XX, puede indicar la existencia de una turbera de carácter similar a la que vimos en Ponzos; pero no tiene porqué parecerse en el tamaño, en su localización y en el momento de su invasión por el mar. Los complejos dunares de ambos lados son completamente distintos. Aun así las posibilidades de que la invasión sea simultánea, o muy cercana en el tiempo, es alta, si fue por un fenómeno potente de ruptura.

 

La evolución de las islas

Las islas (imagen 1) como vimos en el artículo anterior, se erosionan rápidamente. Las piedras de la serie Órdenes (se llama así por ser el primer sitio que se estudiaron) de esquistos (metapelitas) y conglomerados (estos predominan en la zona de Cobas-Crevadoiro), a la vista de las imágenes se erosionan fácilmente, incluso sin la presencia del mar. Lo mismo sucede con las areniscas (grauwacas, metapsamitas), aunque la presencia de estas es menor. A la vista de las playas y las islas, se ve que la diferencia de dureza de las piedras es importante. El conjunto está encajado entre rocas graníticas, por un lado Prior, y por el otro el extremo derecho de la playa de Ponzos. La resistencia a la erosión de las islas sucede porque hay intrusiones de piedras más duras; en Pedrouzo la intrusión es de pórfido, y se prolonga hasta el topónimo Cardido (del prerromano car, piedra, duro). El islote pequeño al lado de la isla de O Toxo, también se llama Cardido, si lo tomamos como prolongación de Insua Cardido, que se corresponde con la zona de bajada a la playa (escaleras). A los lados de este dique de pórfido, a ambos lados, aparecen intrusiones básicas de diabasas, y anfibolitas. Estas últimas parece que son las que mantienen las islas: se presentan tanto paralelas a los esquistos, como aparecen incluso casi perpendiculares a estos con gran riqueza de cuarzo (imagen 10).

 
Imágenes 10 y 11. Situación de la costa 6.000 BP y 5.000 BP (Nivel del mar)

Volviendo a la carta marina, intentaremos restituir las islas a su relieve primitivo. Para ello cogemos el nivel -10 m., es decir 10m. por debajo del nivel actual (imagen 10). Las playas parecen erosionadas en fechas ya anteriores. Esta línea (-10), la aproximo paralelamente a los bajos que hoy quedan y son indicativos de los restos de la costa. La costa parece el residual de rocas duras, y que las blandas han desaparecido, como sucede con las playas (la rasa que se vé en Crevadoiro a -10 m. debió de hacerlas desaparecer. Ver imagen 2). Las rocas blandas necesitan poca actividad para erosionarse, se ve que incluso sin la presencia del mar se deshacen, convirtiéndose en arenas o limos según su composición. Como ya había dicho en el artículo anterior están rotas, pues tienen múltiples diaclasas, fracturas sin desplazamiento, facilitando la erosión, y propiciando la furna y, más tarde, el derrumbe.

Imágenes 12 y 13. Situación de la costa 4.000 BP y 3.000 BP (Nivel del mar)

Las islas se forman de un conjunto peninsular, y se disgregan por la aparición de unos canales que las van separando unas de otras. Esto nos va a permitir calcular aproximadamente en qué fecha se separaron y contrastarlo con los distintos poblamientos iniciales; los únicos datos que tenemos: son que en el siglo IX d.C. la isla del Medio era isla, y quizás se llamaba Selima, que tuvo una ocupación en época romana, quizás prerromana, y un dato próximo, medorras, quizás del neolítico, calcolítico o posterior.

 

Correlativamente en el tiempo las variaciones del nivel del mar influirán en su acceso, y las variaciones en el nivel de la arena dunar en la ocultación de algún posible yacimiento. Vemos la evolución en las imágenes 10 a 15

 

La evolución de la vegetación

Con los pocos datos que tenemos, la turba aparecida nos proporcionará unos datos de gran interés, como el tipo de vegetación que existió sucesivamente en el tiempo, y la posibilidad recolectora del hombre. Los cambios violentos en la cantidad de polen de los árboles nos dará la participación humana sobre ellos, como consecuencia de la aparición de la ganadería, agricultura, la metalurgia y otros. La aparición de cereales (trigo, cebada) nos mostrará el establecimiento de la agricultura. Esto se completará con el polen por el cultivo de legumbres (garbanzo, guisante, lentejas, alubia (de mala calidad, la buena vino de América, siglo XVI), verduras (coles, coliflor), mostaza, vid, lino e incluso alguna adormidera. En ningún momento se pierde la actividad recolectora de piñones, bellotas, avellanas, castañas, nueces, etc.

 

Como los estudios de polen no están completados, aprovecharemos otros estudios hechos en Galicia, el Cantábrico, Zamora y Portugal para hacer una aproximación, aunque lo verdaderamente importante es el estudio local: el de la turbera de Ponzos.

 

El frío inicial después de la última glaciación nos presenta una vegetación a base de hierbas, fundamentalmente, brezos y enebros, casi de carácter estepario (clima seco), pero muy particular, para nosotros, por la humedad debida a la presencia del mar. Poco a poco se va poblando de pinos y abedules, hasta que en el 9.000 B.P. se va sustituyendo por el roble, y más tarde, en el 8.000 B.P., aparece el avellano. A partir de que domina el roble, aparecen alisios, olmos y castaños, en las zonas no pobladas por los robles; cerca del mar serán los laureles, los brezos, y en algún caso, el olivo: cerca de las corrientes de agua dulce, sobre el 7.000 B.P., aparecen los salgueiros A medida que se incrementa el roble va desapareciendo el pino, el abeto, el tejo y el enebro. Todo esto se va produ ciendo por el aumento de temperatura, la humedad, y, en nuestro caso, la progresiva presencia del mar. En estas fechas, en los yacimientos de final paleolítico y mesolítico aparece claramente la utilidad recolectora de bellota y avellana (aparecen tostadas, quizás para evitar el efecto desagradable de los taninos).

 

Este dominio de los robles se interrumpe en el 7.000 B.P., en el mesolítico de la zona, por un bajón del polen de estos, probablemente por la influencia del hombre para el aprovechamiento de pastos, para animales domésticos, o para mejorar el habitat de la caza, y que se contrasta, para la datación, por el tipo de materiales carbonizados aparecidos en los yacimientos y del polen de las plantas asociadas a la quema de bosques.

 

Del 6.000 al 3.000 B.P. con la mejora climática ya aparecen tilos, nogales y hayas. Sobre el 5.500 B.P. vuelve a decrecer el polen arbóreo y aparece el de cereal, ya estamos en el neolítico, con una vuelta a las quemas, esta vez también de carácter agrícola. La intensidad agrícola vendrá dada por la aparición de hayas, sobre el 3.500 B.P.

Imágenes 14 y 15. Situación de la costa 2.000 BP y 1.000 BP (Nivel del mar)

Más tarde sobre el 3.000-2.000 B.P. (final del Bronce y todo el Hierro) vuelve a bajar el polen de árbol coincidiendo con el florecimiento de la metalurgia y perdura hasta el final del Imperio Romano, 1.500 B.P (500 d.C.). Hay un incremento de nogales y castaños sobre el 3.000 B.P., que ocupan las deforestaciones de robles, manteniéndose en todo este ciclo. Se dice, aquí en León, que el esclavo minero romano se alimentaba, principalmente, de castañas.

 

Los poblamientos, el paisaje, la fauna y la flora

A la vista de lo anterior, al principio de la época (2.0000 a 10.000 B.P.), tendremos probablemente un paleolítico superior, ya muy avanzado, en el que las herramientas de piedra se van adaptando de los grandes animales a unos nuevos más pequeños que exigen una tecnología más ligera y más rápida para la caza. En definitiva tendremos un hombre recolector y a la vez cazador-carroñero que va a pasar de un paisaje estepario (hierba, arbustos, pocos pinos) a uno boscoso, con un progresivo aumento de pinos y abedules (12.000 B.P.).

Imagen 16. Mamut
Imagen 17. Uro, antecesor del toro
Imagen 18. Bisonte europeo, pintura de Altamira, 12000 a.C.
Imagen 19. Útiles del paleolítico

La fauna (grandes mamíferos), que dicen que viven en la llanura cantábrica, debido al cambio climático migrará (el reno lo hace sobre 12.0000 a 10.000 B.P.) o se extinguirá —el mamut (imagen16), el rinoceronte, el oso de las cavernas, dicen por un in tenso aumento de calor en el 12.000 B.P.) predominando en estas fechas ya los uros (antecesor del toro, se extingue en Europa en el siglo XVII d.C. Ver imagen 17) y el bisonte europeo (pintura de Altamira, 12.000 a.C. Ver imagen 18), hoy introducido en España, no migra como el americano, se extingue en Navarra en el siglo X o XII d.C.; ambas especies son complementarias por el tipo de hábitat más estático y que ambas ocupan: uno pradera- bosque, el otro bosque-pradera, respectivamente. Acompañados, ya muy anterior, de caballos, ciervos, corzos, cabras, jabalís, liebres y conejos (alguno proviene de un favorable clima más templado). En el mar ya continuaría (lo más probable; útiles del paleolítico, imagen19), o “empezaría”, la recolección de mariscos, la pesca, y la caza o carroñeo de mamíferos, si los había, como la foca, ballena, etc.

Particularmente, el entorno de las islas se encontraría, sobre el 10.000 B.P., a unos 6 km de la costa, y elevada sobre una amplia y plana playa, tipo concha, donde confluirían las aguas de Santa Comba y Ponzos. Entre el 15.000 y el 10.000 B.P. se iniciaría la laguna que dio paso a la turbera, y por tanto el depósito de arcilla.

El (los) poblamientos, que hubiere, se localizarán en función de la cantidad de recursos; la lejanía disminuyente de la costa implicaría, que si la base de los recursos fuera el mar, los poblamientos estarían cerca de él. Si no lo fuera, tendremos campamentos móviles (temporeros) que se designarían para aprovechar los animales en sus migraciones, la recolección, complementada con el marisqueo, y la pesca ocasional o necesaria. Todos los poblamientos, o restos de ellos, por debajo del nivel del mar no los veremos, pues hoy estarán sumergidos.

Imagen 20. Tiendas de pieles de carácter cónico, Pincenvet, Francia, 14.000 BP

Es indudable que, al no haber cuevas en la zona, los poblamientos estarían compuestos de chozas de ramas o pieles, o tiendas de pieles cónicas (Pincenvet, Francia, 14.000 B.P. Imagen20), siendo estas últimas las que permiten mayor movilidad. La movilidad de la fauna, en particular el reno, implicará grandes desplazamientos, que se reducen al ser más estáticos los uros y los bisontes, que dependiendo de su abundancia producirá asentamientos más o menos sedentarios. Si los recursos son suficientes se producirán asentamientos estáticos; si son precarios condicionará el movimiento siguiendo la fuente de recursos. Desconocemos el comportamiento de este bisonte en cuanto al nomadeo, pues no sabemos si el comportamiento del bisonte europeo actual, eur no migra, se debe a una adaptación. El tipo de vegetación apunta a que en esa época se comportaba como el americano: así lo hace el Bison Priscus (datado en Galicia del 40.000 B.P. a fechas anteriores). Los poblamientos debían de ser muy parecidos a los de los indios americanos de las películas, un campamento de invierno y otro de verano, aprovechando los recursos de cada zona. El aprovechamiento de las grandes piezas, varias toneladas de carne, conllevaría el desplazamiento al lugar hasta el agotamiento del recurso.

 

El Holoceno, Mesolítico

Apartir del 10.000 B.P. ya entramos de lleno en el Holoceno, el paisaje va cambiando, y la cultura de la piedra también, pasando por el Epipaleolítico y el Mesolítico (hasta el neolítico, 5.500 B.P.), donde la herramienta se hace más efectiva, pasando de la lanza a la azagaya (como una lanza pequeña, se le da más potencia con un tirante o lanzador) primero y al arco —la gran revolución— después. El paisaje cambia, disminuye la hierba y predominan ya los bosques de pinos y abedules, hasta que el carballo (9.500 B.P.) aparece y se incrementa progresivamente; el pino, creo que también el tejo, asciende a las partes altas que le favorecen más; este bosque de carballos influirá en el incremento de uros y bisontes (es su mejor hábitat). Pero entre el 10.000 y 8.000 B.P. parece ser que desaparece ya el bisonte en Galicia, aunque no está claro pues su extinción en España es más tardío.

 

La especialización y la eficacia, quizás debida a la dificultad de los nuevos recursos, a la vez conlleva menos desplazamientos pues las especies base tendrán menos movilidad, lo que les permite ser más estáticos: los animales cuanto más necesidad de comer tienen, por el tamaño, se mueven más. Hoy un corzo, aquí en León por ejemplo, tiene un desplazamiento aproximado de 10 x1 0 km., pero si tiene comida abundante es muy estático, sólo se mueve por peligrosidad.

 

En lo particular, las islas de hoy se encuentran sobre el nivel del mar a +40 (10.000 B.P.), +30 (9.000 B.P.), +20 (8.000 B.P.) y nivel actual en el 6.000 B.P.: todo esto en un tramo de unos 6 km.

 

Como vemos el mar asciende en función de las temperaturas y el deshielo, cuando avanza es trasgresión, cuando vuelve el frío y baja se llama regresión.

 

Sobre el 7.500 BP vemos que bruscamente baja el polen de árboles, lo que indica actividad humana, puede ser de un aprovechamiento ganadero, doméstico o no, aunque la domesticación productiva se producirá en el neolítico. La reserva de carne seca y el acumulado en vivo por la caza múltiple nos van a dirigir a poblamientos más estáticos: sólo se moverán por necesidad alimenticia. Las medorras, topónimo en Cobas, puede significar un monumento megalítico de enterramiento, que le da un cariz estático.

Imagen 21. Útiles de pesca. Arpones y anzuelos en hueso
Imagen 22. “Pico asturiense”,

La aparición de arpones y de anzuelos en hueso (imagen 21) es indicativo de la culminación en la pesca. Sigue acompañada por la utilización de los choppers, cantos rodados quebrados en filo, para el marisqueo, lapas y otros, así como los famosos “picos asturienses” (imagen 22). Ya en el anterior artículo hablaba de la importancia para nosotros del yacimiento de la playa de Camposancos (La Guardia); hace unos treinta años aún aparecían en la playa múltiples choppers, e incluso piedras labradas a modo de plomadas que podían servir para una red. El yacimiento está en la marea baja de la playa, en parte cubierto de arena. No sería extraño que aquí apareciera algún yacimiento similar, ya que los complejos dunares pueden mantenerlo oculto.

Volviendo a nuestra zona, nos encontramos con el proceso lagunar de la turbera, el mar más cerca, y una superficie plana herbácea y boscosa propicia a para los bóvidos, los caballos y las cabras.

 

Sobre el 7.000 B.P., en nuestra laguna (turbera), por la quema del arbolado se pierde la retención de agua de los árboles, y como consecuencia de ello sube el nivel freático, por esto mueren los carballos favoreciendo los salgueiros, los cuales también fenecerán con un nuevo ascenso del nivel. Este fenómeno se debió de repetir por la nueva desaparición del arbolado (5.500 B.P.), muriendo así el último salgueiro datado. También pudo ser provocado por la subida del nivel del mar, que pudo motivar la subida del nivel freático: el mar ya está al nivel de hoy.

 

Por la posición de las medorras y el aprovechamiento de la laguna, es probable que estos poblamientos estén muy cerca de la playa de Ponzos.

 

Neolítico

En este bajón de polen arbóreo del 5.500 B.P., aparece ya el polen de cereales, lo que implica la quema del arbolado para el cultivo del cereal. Ya tenemos aquí el Neolítico de procedencia oriental y con unas plantas y unos animales evolucionados genéticamente, y muy enfocados al aspecto productivo de un grano mayor y de características adaptadas para un mejor aprovechamiento en la recolección, así como productos como la leche (la adaptación a esta, por la intolerancia orgánica, exige variación genética: creo que sería indicativo de elementos humanos nuevos), la carne, la piel y la lana. Este proceso, que muchas veces aparece como algo instantáneo, como todo es evolutivo y de carácter expansivo, pero también se producirá de carácter autónomo, siendo más tarde superado por la calidad de lo que viene. Si el perro doméstico aparece sobre el 15.000 B.P., y hoy tenemos asturcones y tudancas de procedencia clara y cercana al caballo antiguo (imagen 23) y al uros primitivo (el macho de tudanca, aún conserva la franja blanca como el uros), parece claro que en algún momento anterior, unidos a la cabra, se produjo su domesticación, con el carácter autóctono que tienen, y como fin primordial la alimentación. Esta domesticación autóctona aumentará los recursos implicando menos movilidad. Si en algún momento desaparecen o disminuyen los recursos, volverá la movilidad como ha pasado siempre a lo largo de la historia. La implicación de bienes propios conlleva la seguridad, tanto contra los animales como contra los humanos, incrementando poco a poco la fortificación con defensas del asentamiento, en función de la necesidad.

Imagen 23. Caballo antiguo

Aquí, en nuestra zona, lo tenemos todo, mar, laguna, zona llana productiva, y zona alta, luego la ocasionalidad del asentamiento es grande, tanto en el neolítico, como anterior, así lo testimonia el topónimo medorras; es una pena que no se haya escavado, pues nos aportaría muchos datos. Estos restos megalíticos están datados incluso antes de la llegada del cereal, cubrirán también todo el Calcolítico, e incluso parte del Bronce.

 

El Neolítico no solo implica domesticación, sino el uso de la cerámica, el telar, y elementos de agricultura como la hoz. Seguramente se produjo un incremento de población, como pasó con la entrada del maíz y la patata en su época, que produjo explosiones demográficas.

 

Lo más importante de todo este tránsito histórico son las nuevas estructuras sociales, los aspectos religiosos (sus enterramientos) y sus guerras. Toda esta evolución vendrá dada por el paso del régimen igualitario a un régimen de propiedad, lo cual va a conllevar la aparición de la jerarquía (fundamental para la guerra), las especializaciones, como consecuencia de ello los oficios (alfareros, metalúrgicos, pastores, y otros), y el paso de sociedades, fundamentalmente, matriarcales a patriarcales. La vivienda progresará de un carácter móvil a uno más sedentario, más complejo, y que evolucionará buscando la comodidad y aumentando la resistencia al clima. En las casas, las pocas necesidades domésticas evolucionarán aumentando los espacios necesarios, un ejemplo claro es la palloza: la culminación la tendremos en el espacio doméstico romano. En el tránsito pasaremos de habitáculos cónicos de pieles, a estructuras vegetales, que más tarde llevará a reforzamientos de las paredes, todo en estructura circular, elíptica y más tarde rectangular con las esquinas redondeadas. Estas estructuras las tenemos en Oriente hasta el año 3.000 B.P., aquí hasta la llegada de los romanos (2100 B.P.), o, en el caso, de los fenicios, que ya tienen estructuras rectangulares (2.500 B.P.).

 

Queda por ver si los pasos de las diferentes culturas en vez de ser por influencias culturales, fueron verdaderas invasiones con aportación de elementos humanos nuevos. Hoy solamente nos quedamos con romanos, púnicos, griegos, fenicios, indogermánicos, preindogermánicos y pobladores anteriores (paleolítico hasta el bronce).

 

Época romana

En la zona de las islas, del neolítico en adelante, nos encontramos, incluso en época romana, una península progresivamente erosionada a modo de peine hasta que se producen las islas.

 

Excavación (imagen 24): en la que se hizo en la isla del Medio, aparecen superpuestas estructuras rectangulares, a diferentes niveles, apareciendo también una ovoidal de mejor terminación, debe de corresponder a un almacén. Estas superposiciones aparecen en otros castros romanizados, siendo las diferencias de tiempo de los distintos niveles relativamente cortas, incluso una o dos generaciones.

Imagen 24. Estructuras descubiertas en las excavaciones de la Isla del Medio realizadas en el año 2001
Imagen 25. Horno descubierto en las excavaciones de la Isla del Medio realizadas en el año 2001

El horno (imagen 25): en el nivel más bajo de la excavación, aparecen un horno y un hogar que creo que se corresponde con un taller metalúrgico compuesto de un horno y de una fragua. El horno está apoyado en un relleno que le da una estructura de base que en los que he visto no aparece, parece una estructura avanzada: por la apertura del horno, en barro, para sangrar las escorias, no es de los más antiguos. La metalurgia del hierro es muy simple y evoluciona muy poco a lo largo del tiempo. Lo que se pretende con ella es obtener mineral de hierro lo más puro posible. Se empezó a trabajar con el hierro puro de los meteoritos, y su finalidad, en principio, es confeccionar elementos de ornamentación, hasta que se logra su aplicación para las herramientas y armas. El mineral en la naturaleza se presenta en óxidos (magnetita, hematíes), hidróxidos (limonita, goetita), sulfuros (pirita), carbonato (siderita), entre otros. En el proceso metalúrgico inicial se trata de trabajar con los óxidos, el resto mediante un proceso de tostación o calcinación se les lleva a convertirlos en óxidos. Estos óxidos triturados en un mortero y lavados para quitar las impurezas, se introducen por capas en un horno, alternando con carbón, en el caso vegetal (por esto disminuirán los robles), y capas de fundente. Este en función del carácter básico o ácido de las impurezas del mineral de hierro será de sílice o carbonatos. El objeto del carbón es darle la temperatura adecuada mediante la combustión acelerada por efecto del viento, o perfeccionada por la insuflación de aire mediante fuelles, consiguiendo el carbono (CO) reducir el oxígeno de los óxidos para obtener el hierro puro. El objeto del fundente es quitarle las impurezas. El hierro no se funde, pues estos hornos no lo llevan al punto de fusión, pero proporciona un mineral elástico que cae con las escorias (impurezas) al crisol. Estas, sí fundidas, se desparramarán por la apertura del crisol. Esta apertura cuando se hace por rompimiento del horno nos dice de su antigüedad, no es nuestro caso que se sustituye por un cierre de barro, y que se repone para cada operación. El mineral queda en el crisol, acompañado de escoria que no se funde con él, por lo que se traslada a una fragua y allí en el yunque, aquí no ha aparecido, es donde se trabaja para quitar las escorias por golpeo; conseguido esto, como el hierro viejo es muy elástico, se le da la forma. Para obtener el acero se mete la pieza en carbón y se mantiene durante un largo tiempo, obteniendo la carburación del hierro, y, por consiguiente, el acero. Más tarde en la forja o en un horno se le da el recocido, el templado, el revenido u otros. La evolución de estos hornos es el alto horno, sí se funde, siglo XVIII, y en la forja el aprovechamiento hidráulico tanto para el martillo como para la inyección de aire en la fragua, siglos XI o XII. El horno, que aquí tenemos, perfectamente explicado por Fernan en el nº 8 de la revista, podíamos decir que es un horno nuevo, no se utilizan materiales de un horno anterior, es lo típico; no aparecen en el relleno el resto de las boquillas de los fuelles (su uso moderniza el horno), ni yunques, ni herramientas de trabajo. La cimentación que le dan al horno es avanzada, normalmente se asienta directamente en el suelo. Sobre el mineral de hierro utilizado, por las escorias que aparecen, que tienen manganeso, casi descartarían un mineral sedimentario de limonitas, por lo que lo más seguro es que el yacimiento de procedencia esté fuera de la zona: el mineral sería un óxido, quizás la magnetita de Vivero, es lo más fácil; esto descartaría también las limonitas que se forman por erosión y transformación de las arsenopiritas de Covarradeiras: además, en las escorias hay ausencia de sulfuros de hierro. Los hornos más antiguos (bajos), de montaña se llaman, normalmente, están cerca del yacimiento del hierro, en un alto para aprovechar el efecto del viento como tiro, y al lado de agua, para lavar el material; inicialmente no parece el caso, pues no sabemos de un yacimiento de hierro, ni de agua en la isla, aunque es probable (¿estará ahí por eso?), y no conocemos el efecto del viento en esa zona, que no parece la más alta. A la vista de lo anterior, estamos ante un horno avanzado, por lo tanto moderno, de influencia romana, por la época, a no ser que lo hubieran introducido los fenicios u otros, sí estuvieron.

 

Castro romanizado: al lado del taller, aparece un tabique, más estrecho que los otros muros, que parece de una estructura de un cobertizo para proteger el taller de las inclemencias del tiempo, se ve así en un castro de la Médulas (imagen 26). Aparece también cerámica en la excavación, por lo que se ve de cultura castreña, pero yo creo que estamos ante el castro romanizado, por lo que habría que buscar el anterior. Es una pena no haberlo datado con carbono 14, pues por lo que veo, de lo datado en la actualidad, hay un mundo a lo que se ha especulado en el tiempo; por ejemplo, en el castro de Coaña (el Cas telón) [pensemos en un probable castro en punta Castelo, al lado de la playa Do Casal], que está en tierra de Gallecios, según la distribución romana, al lado del Navia, allí se decía que era muy antiguo, en los años 70; después del I d.C.; y ahora del III a.C., datado con carbono 14. En los años 70 se decía que el castro antiguo era prerromano y que en su parte superior estaba el campamento romano: hoy arriba está la acrópolis, la parte más antigua del yacimiento, la hoy datada, y el castro es un castro romanizado.

Imagen 26. Taller en un castro romanizado

En el anterior artículo presentaba un castro romanizado que curiosamente coincide con este en los diferentes niveles de asentamiento, dentro de las construcciones rectangulares aparece una elíptica, aparece un resto de molino en el relleno del último asentamiento, el taller metalúrgico está en el primer nivel y arrasado para una nueva construcción (imagen 27, 28: molino circular romano): igual que aquí. Parece indicar la progresión en los diferentes estados de romanización, que conlleva más necesidades domésticas, mejor pavimentado de las calles, como si fuera algo estandarizado. Los hornos en los castros romanizados debían de estar dentro del castro en su primera fase como en los prerromanos, sacándolos más tarde fuera.

Imagen 27. Molino circular romano. Castrillo de los Polvazares
Imagen 28. Molino circular romano. Castrillo de los Polvazares

Además de época probablemente romana, aparecieron en la zona de las islas, una piedra labrada, de un probable templo romano, y restos humanos, a ambos lados de las escaleras que bajan a la playa para ir a isla, aquí también apareció la piedra con la advocación a Reve; también restos de granitos rodados, que caen de la Isla do Toxo, y restos de cerámicas en la zona sur de Cardido. A simple vista vemos un poblamiento, con recorrido amplio de romanización, con su necrópolis (cementerio) en la entrada, típico, y con un templo romano: esto, unido a la magnitud del posible poblamiento, nos dice de algo importante.

 

Nuestro castro parece romanizado del I a.C., evolucionando hasta que se abandona a finales del IV (la moneda que se encontró pertenece a la época de Constancio II, mediados de IV d.C. Imágenes 29 y 30). En todas sus fases de ocupación no aparecen signos de destrucción e incendios, y por los pocos restos encontrados, parece un abandono voluntario, incluso al final: hay otros castros que se abandonan entre IV y el V d.C.

Imágenes 29 y 30. Moneda romana de la época de Constancio II, mediados de IV d.C.):

Como decía en el artículo anterior, la pesca y el oro, este fundamentalmente, haría goloso su aprovechamiento por otras culturas, tanto fenicia, como griega o púnica, lo que nos puede llevar a influencias culturales, en especial constructivas, que modifiquen la circular a rectangular, que el horno sea avanzado y otras. Pero aunque hay indicios de estas culturas en Galicia, como aquí de momento no han aparecido, no podemos decir nada.

 

Curiosamente, en Borneiro tenemos un castro del VI a.C. al I a.C., un gran enterramiento (un dolmen) a 1 km, como aquí, y restos de minería romana cercana, con una ley de oro, hoy tasada, de unos 20 grm. por tonelada: aquí en Covarradeiras tenemos 200, para que veamos la importancia de la explotación.

 

Toponimia antigua (Ver imagen 2)

La toponimia de la zona cercana, en el entorno de las islas, curiosamente, la que se conserva, es de carácter prerromano. Tenemos cardido, isla cardido, sartaña, playa de sartaña, islote sartaña, aranxuez, batufales, marmadeiro. Cardido de car-carr, referente a piedra, sería pedregoso, o también a vegetación de zonas duras, pedregosas: dicen que es de procedencia preindoeuropea, mediterránea o africana. Sartaña, sar-río del prerromano, o del vasco, entrar, hundido. Aranxuez-aranjuez, espino, del vasco. Batufal, ba tu (del vasco, dicen bereber) que significa unión, lugar recogido, y fal del céltico, también muro, cascada. La terminación en “es” podría darle cierta transformación mozárabe. Marmadeiro, como Marmancón (Marm-ancos, corriente de agua-montes), de raíz prerromana; o del vasco murmullo, por derivación del latín. Más lejos, en el castro costero cercano, Lobariz, de raíz prerromana, sueva, visigoda o medieval (de Lobar).

 

Batufales, de Fal, Piedra de Elección de Reyes (artículo Federico Traspedra): dice la leyenda que la piedra de Fal, era una piedra de elección que según la leyenda emitía un grito bajo los pies del aspirante a rey; en Escocia, reservado para tal fin, se encontró un bloque de piedra con el perfil de dos pies. Y en Galicia, en Cabañas (Coruña), sobre una gran piedra elevada sobre la hoz del rio Eume, es conocido este petroglifo podomorfo (forma de pie) como la “Pedra da Elección”, siendo el lugar donde se elegían los alcaldes antiguamente. Otra tradición es la de A Pena de Nosa Señora, en Cambre (Coruña), donde, según la versión cristianizada, la Virgen posó sus pies, siendo esta piedra posiblemente al igual que otras muchas lugar ritual de la iniciación o elección del jefe, como la del castro de Amoeiro, que tiene petroglifos, cazoletas, grabados pétreos de pies.

 

De lo anterior y a la vista de que en el plano aparece un topónimo como “Pena da Lección”, a unos 3 km. de Cabañas, y que en la piedra aparece un podomorfo (oquedad con forma de pie, se notan las marcas de los dedos) (imagen 31), acompañado de cazoletas, parece indicar un carácter votivo (no se sabe aun lo que son). Los podomorfos pueden aparecer como pies (se ven las marcas de los dedos, es este el caso), suelas (silueta del pie —imagen 32—, múltiples pies) o zapato (se pronuncia el rebaje del tacón —imagen 33—). Hay algún lugar de petroglifos, que entre dos podomorfos, aparece un falo. A los podomorfos algún estudioso le da un carácter de exvoto, es decir como las promesas de curación que se llevaban a Pastoriza y que se plasmaba con una reproducción en cera del miembro sanado. Esto parece razonable, pero la ausencia, en general, de otros exvotos referentes a diferentes miembros, piernas, brazos, prácticamente lo excluye, aunque alguna vez aparecen manos.

 

El carácter mágico de las piedras, aquí se muestra, en el relato, con a Pena de Nuestra Señora (probablemente de la Virgen de la Asunción) en Cambre, localizada en el topónimo La Pega (como aquí en Maragatería, el significado del topónimo es de mal agüero; este animal mágico, la urraca, tanto para el bien como para el mal, por el color blanco y negro, respectivamente, tiene procedencia romana), a 1 km. de la iglesia de Santa María: parece un caso claro de devoción por sustitución, es decir el trasvase de la devoción antigua a una ya cristianizada. La referencia de los pies, los posó la Virgen, indica que el carácter mágico son estos, los pies, y es concor dante con la religiosidad antigua de Portugal en el que la inducción de lo mágico se produce por estos, por los pies. Hay otra versión, en la que no posa, sino que reposa, por eso no hay podomorfos, sino como una oquedad, además de abundantes cazoletas y cruciformes, por lo que lo relacionan con las peregrinaciones: la leyenda dice que descansó en su viaje a Egipto. Por lo anterior parece que, en principio, es una deidad precristiana de carácter femenino que se sustituye, cuya fiesta se hace en agosto, es cuando se celebra la Asunción, y, que por la Virgen que se trata, tiene que ver con los muertos; también, por las fechas, con las festividades romanas Vulcanianas, que se celebraban con antorchas y velas, muy congruente con las cazoletas, si estas fueran depósitos de velas (sebo) o de aceite, como nosotros hacíamos antiguamente en las casas con nuestras imágenes, y, rizando el rizo, con una exposición en las cazoletas de las cenizas del difunto para su viaje hacia el más allá (como el que hizo la Virgen).

 

De lo anterior resaltamos que las marcas de los pies tienen un carácter importante de inducción, que va unido al podomorfo, y también al nombre de piedra de elección, por lo que parece probable que sea un fal, de elección, congruente con alguna tradición electiva de jefes de pueblos célticos, aunque, en algún caso, se busque por regresión de la tradición medieval (donde se va a buscar, sino…). El nuevo “rey” que va a ser investido debe poner el pie sobre la huella grabada (atribuida al fundador de la realeza) señalando la continuidad de la tradición. Al mismo tiempo el nuevo rey iría posando los pies en cada una de las huellas orientadas a los dis tintos puntos cardinales realizando una aprehensión global del paisaje, de sus tierras (como ocurre en Auvernia). Francia, Galos.

 

Es curioso que la referencia heráldica al escudo inicial de Asturias sea de tres suelas (pies), en otras dicen cinco suelas, o sea que el inicial (el origen, del que derivan) fue una suela, un pie. También en la designación por elección del Rey de Navarra (siglo X), no había sucesor, se le da al escudo dos abarcas (como los zuecos) (Imagen 34). De esto anterior vemos leves referencias a liderazgo otorgado en el que influyen los pies, y que podía ser extensivo de los podomorfos, curiosamente, a los pueblos astures-cántabros y vascones: antes ya vimos gallecios, célticos, galos: también se extiende el uso del podomorfo a los vettones, en Salamanca y Ávila.

 

De todo esto nos quedamos con la importancia del topónimo, su probable per tenencia prerromana y cuando se estudie convenientemente, veremos exactamente lo que es “Los Batufales”.

 

Sartaña, volviendo al topónimo, normalmente se dice del “terreno baldío”, así parecería el islote “Sartaña”, pero podemos darle varias versiones: sarta de tribu bereber; sarxa, del gallego, salvia; aquí en la zona de León, se le da “Santa Ana”, y a sartañín, San Antoñín; Santa Ana: si hubiera una edificación religiosa, sería aceptable, pues Santa Ana es una virgen protectora de las aguas, que se podría corresponder con una diosa de agua (sustitución de Sulis, diosa). El topónimo “sartego” aparece en Borneiro, en Cedeira, Fene y otros sitios, lo asocian con sepulcro, incluso a sarcófago en peña de tipo antropoide, aunque le dan también el de sartagosartén. En el siglo xii aparece, en el tumbo de Sobrado, puerto de “Sartaginis”. La solución latina es sartago-sartaginis, de la sartén: pudiera ser en el sentido onomatopéyico, “mar que fríe”, del ruido y el espumeo del mar como una sartén, concordante con la estructura geológica de la zona de hoy pero no con la de aquella época. Pero la selección del vasco “sartun” parece muy adecuada tanto por su referencia tanto a hundido, como por entrada, puerto (la formación geológica hace como una sartén, algo hundido donde está la arena): puede ser que, también, se refiera a algún tipo de manufactura en la zona, en particular relacionada con la pesca. Lo curioso es que si cambiamos la “s” por “c” nos queda “cartaginis”-de Cartago-cartaginés, si sartego proviene de cartego, de car (piedra), variando la c a s, por seseo, sería adecuado; o si sartaña, terreno baldío, procede de car, lo sería también, tomándolo como independiente de puerto de Sartaginis, es decir como si fuera otro topónimo (Sartaña, playa de Sartaña).

 

Como vemos, tenemos una variedad de topónimos en los cuales no vamos a entrar lingüísticamente. Con lo que sí nos quedamos, es con una variedad desde lenguas preindoeuropeas, indoeuropeas, a romanas, que nos va a dar culturas anteriores.

 

NOTA:
Continua en: Isla de Santa Comba, Ínsula Selima, los poblamientos (parte 2)

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