Los cañones de O Medote

25/03/2015, José López Hermida / Yago Abilleira Crespo

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En el número 14 de la Revista Columba se hacía referencia a un cañón de bronce rescatado y a otros de hierro que reposaban en el fondo del mar. En el referido artículo, todo indicaba que se trataba de la artillería de la fragata Speed. Sin embargo, la mar no para de sorprendernos.

Por simple curiosidad, nos pusimos a estudiar las fotos del cañón de bronce. Teniendo en cuenta la calidad y las limitaciones de las imágenes, más un dato que nos proporcionó José Carneiro, que medía 2,50 metros de largo, llegamos a la conclusión de que no podía ser una pieza de la fragata Speed por su antigüedad (siglo XVII).

Intentamos localizar el cañón de bronce por todos los medios, sin resultado. No lo encontramos en ningún museo ni nadie recuerda qué fue de él. O bien no buscamos lo suficiente, o bien fue destruido, aprovechándose el metal para otros menesteres.

Estos estudios nos llevó a la siguiente hipótesis: Que puede ser un tercio de cañón de a 9 libras de calibre, pues al no tener la pieza para poder medirla y pesarla, puede confundirse con alguna media culebrina1 bastarda de la misma longitud, de las mandadas fundir en Lisboa2 y Málaga, tanto para su uso en buques como en tierra, por el Capitán General de Artillería Don Juan Acuña vela (1585 a 1606). Las piezas mandadas fundir por Acuña3, tenían las armas reales de relieve, debajo de ellas también en relieve un rotulo, que dice Don Felipe II, rey de España, todo en el primer cuerpo; en la cinta inferior grabado a buril: D Juan de Acuña, su capitán general de artillería 1587, sin otro letrero alguno.

 

Foto nº 1 Transporte del cañón de bronce encontrado en O Medote
Foto nº 1 Transporte del cañón de bronce encontrado en O Medote
Foto nº 2.  Grupo que localizó el cañón de hierro: Jorge Costoya Serantes, Javier López Blanco, José López Hermida, Aurelio Betegón y Yago Avilleira Crespo
Foto nº 2. Grupo que localizó el cañón de hierro: Jorge Costoya Serantes, Javier López Blanco, José López Hermida, Aurelio Betegón y Yago Avilleira Crespo

Evidentemente, el siguiente paso fue intentar bucear en busca de los cañones de hierro que se decía que seguían en el fondo, saliendo de O Medote4, cerca de la roca llamada Sulimán. Para llevar a cabo este paso, fue indispensable la ayuda de Javier López Blanco y de Aurelio Begetón, que hicieron todo lo que estuvo en su mano para redescubrir la ubicación de los cañones de hierro. Aún así, nos llevó tres intentos el dar con uno de ellos pero, como dice el refrán, a la tercera fue la vencida.

Nos sorprendió mucho la increíble posición del cañón: casi vertical del todo, apuntando al cielo y sin tocar el fondo. Su único apoyo era la propia concreción que lo soldó a la roca. En mi vida vi algo así. Es enorme, pues mide unos 2 metros y medio y parece de un calibre de a 12 libras, es decir, disparaba balas de 6 kilos (1 libra = medio kilo, aprox.). Ya con el primer vistazo vimos que aquello no era el armamento de una fragata mercante del siglo XIX (lo que reforzó nuestra hipótesis de las fotos del cañón de bronce), pues esto se trataba de algo más antiguo. Por desgracia la culata, parte posterior, está muy mal conservada, lo que nos privó de información, pero, por la forma de la boca del cañón y la posición de los muñones (cilindros que salen perpendiculares al arma y se usan para encajarla en el montaje), parece una pieza inglesa fundida aproximadamente entre 1570-1620. Esta nacionalidad no quiere decir nada pues, en aquella época, Inglaterra era el mayor fabricante de cañones de hierro y toda Europa se los compraba5, ya fuera legal o ilegalmente (siempre hubo traficantes de armas), por no hablar de los capturados en combate. Aunque se preferían, y mucho, las piezas de bronce, las de hierro tenían la ventaja de ser hasta 10 veces más baratas, lo que provocó que el hierro fuera sustituyendo al bronce, hasta el punto de que el bronce desapareció de los barcos.

Se decía que en esa zona yacían dos cañones de hierro, pero fuimos capaces de resolver el misterio: el segundo cañón, en realidad, puede ser una roca que está al lado. Desde la superficie da la sensación de ser un cañón pero, al bucear y verla desde otra perspectiva, se ve claramente que es una roca. Nuestro gozo en un pozo. Aunque Benito y Carneiro aseguran que hay dos cañones, por lo que habrá que seguir buscando.

En nombre de la Sociedade Columba se entregó un parte sobre el hallazgo a la Xunta de Galicia, concretamente, al Servizo de Arqueoloxía, indicando la posición y describiendo lo encontrado. La Xunta tuvo el gesto de enviar una carta de agradecimiento, la cual obra en los archivos de Columba.

 

Foto nº 3 Cañón de hierro que se encuentra sumergido en O Medote
Foto nº 3 Cañón de hierro que se encuentra sumergido en O Medote

 

TEXTO DE LA CARTA DIRIGIDA A LA XUNTA DE GALICIA

POR UNO DE LOS BUCEADORES PARTICIPANTES EN LA BÚSQUEDA,

COMUNICANDO EL HALLAZGO

 

CONSELLERÍA DE CULTURA, EDUCACIÓN E ORDENACIÓN UNIV.

DIRECCIÓN XERAL DE PATRIMONIO CULTURAL

SERVIZO DE ARQUEOLOXÍA

 

ATOPADO UN CANÓN DE FERRO NA PRAIA DE PONZOS (FERROL)

O abaixo asinante, Yago Abilleira Crespo, con DNI 76932336G, e domicilio en Avda. Padre Gómez 8 6ºD - 27003 – Lugo, móbil 655 225 802 e mail yabilleira@gmail.com

 

DECLARA:

—Que na Revista Nº 14 da “Asociación Cultural COLUMBA”, páxina 43, fálase da localización duns canóns en Ponzos (Ferrol) e posterior recuperación do único canón de bronce en 1957. Parece ser que dita peza foi incautada pola Comandancia de Mariña e que hoxe está desaparecida. Vendo as fotos de entón, dito canón paréceme xemelgo da peza 6648 do Museo del Ejército (Toledo) (é español e fabricado en 1634).

—Preguntando ós membros de COLUMBA se os canóns de ferro seguían no mar, dixéronme que crían que si, pero insistiron en que fora a comprobalo, xa que eles non mergullan.

—Fun a mergullar á zona cun mergullador co que me puxo en contacto COLUMBA e, ó pouco, localizamos un gran canón de ferro. O outro mergullador mediuno e deu unha lonxitude de 245 cm., estando ós muñones a 93 cm. da culata, o calibre non se pode medir, pero parecen 12 cm. Como afeccionado á artillería antiga, pareceume unha peza inglesa feita en 1560/1580, en todo caso, anterior ó Século XVIII. Nesa época inglaterra era o maior fabricante de canóns de ferro e os exportaba ós países de Europa.

—O canón está a uns 8 metros de profundidade, case vertical, nunha especie de val de rocha, coma a uns 50 ó NE do baixo do Sulimán (non teño GPS, polo que fotografei a costa, e así sábese o punto exacto). Está en mal estado, debido á corrosión. Parece ser que hai outro canón pola zona pero, a gran cantidade de algas mortas e a orografía do terreo, impediron localizalo.

 

POLO QUE SOLICITA

—Que se inclúa este resto na Carta Arqueolóxica Submarina.

—Que se considere á “Asociación Cultural Columba” coma descubridores.

—Que, por favor, se lle envíe á “Asociación Cultural Columba”, Cobas- Rajón s/n - 15594 - Ferrol (móbil 616 393 125) (correo@sociedadecolumba.com) agradecendo a colaboración prestada.

 

Lugo, a 30 de Maio de 2014

Asdo.: Yago Abilleira Crespo

 

 

Sin descartar otras opciones, parece muy posible que ambos cañones fuesen en el mismo buque, pues esas armas duraban mucho tiempo en servicio. Todo indicaría que ambas piezas tienen un idéntico origen.

No tenemos muy claro que se trate de un naufragio. Al bucear allí echamos en falta muchas cosas: balas de cañón, concreciones metálicas, piedras de lastre, restos de cerámica…, por no hablar de que debería de haber más armamento.

Antiguamente había muchos motivos para arrojar cañones al mar. El principal era que el barco embarrancase o varase, por lo que se buscaba aligerarlo rápidamente echando las cosas pesadas por la borda, siendo la artillería uno de los primeros objetos de los que deshacerse. También está documentado el uso de cañones como anclas de emergencia6. En ambos casos se trata de medidas desesperadas ante causas de fuerza mayor. La posición de la pieza del Sulimán parece indicar que la tiraron al mar con el montaje de madera (cureña), que sería lo que hizo de tope y permitió que llegase así a nosotros, pero no es la única teoría.

A modo de conclusión, podemos aventurar que, parece ser, que a comienzos del siglo XVII, un barco tuvo serios problemas en el Sulimán, y sus tripulantes se vieron obligados a adoptar soluciones de urgencia. Si hubo un naufragio, arrojaron los cañones o los usaron como anclas, es algo que podría aclarar un serio estudio arqueológico de la zona.

 

Foto nº 4 Carta de agradecimiento de la Xunta de Galicia

 

Bibliografía:

Aparici y García, D. José: Continuación del informe sobre los adelantos de la comisión de Historia en el Archivo de Simancas, dirigido a Exmo. Sr. Ingeniero general, D Antonio Ramón Zarco del Valle. Segunda en el siglo xVI. Madrid 1849. P. 51.

Collado, Luis: Platica Manual de Artillería, Milán 1592.

Patricio Cortizo, Fernando y López hermida, José “O naufraxio da fragata británica Speed” en Columba nº14.

Firrufino, Julio César: “El Perfecto Artillero Theorica y Practica”, Madrid 1642.

Salvador Marín, Manuel; Asunción Fernández izquierdo y Marcos Roca: “Los cañones Tudor en el fondeadero de ifac. Cañones ingleses del siglo XVI en la costa de Alicante” en I Congreso de Arqueología Náutica y Subacuática Española. Cartagena, 14, 15 y 16 de Marzo de 2013.

Ufano, Diego: Tratado de la Artillería y uso de ella, Bruselas 1613.

Urgorri Casado, Fernando: “hombres y navíos de la invencible (Los que volvieron a La Coruña, 1588)” en Revista del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses, nº 23.

 

Notas

1 Culebrina era una pieza de artillería propia de los siglos xvi y xvii que se caracterizaba por tener un largo tubo que llegaba a medir hasta 35 veces su calibre. Se usaba tanto para tierra como para artillar navíos y se distinguían varios tipos como la media culebrina. La palabra bastarda significa en este caso que era más corta en cuanto a su longitud.

2 En aquel entonces Portugal pertenecía a España.

3 Aparici y García D. José. Continuación del informe sobre los adelantos de la comisión de Historia en el Archivo de Simancas, dirigido al Exmo. Sr. Ingeniero general, D Antonio Ramón Zarco del Valle. Segunda en el siglo xVI. Madrid 1849. P. 51

4 Lindando con la playa de Ponzos por la izquierda.

5 Para poder fundir este tipo de cañones se necesitaba un alto horno que no había en España. Inglaterra lo había importado de Francia, pues era un país deficitario de bronce, por lo que desarrolló la fundición de hierro para su armamento, llegando a ser, durante el siglo XVI y principios del XVII, la nación Europea que tenía la tecnología más desarrollada para poder fundir cañones de hierro de estos calibres y superiores. Estos cañones tuvieron un gran éxito comercial, gracias a su bajo precio, y, además de cubrir las necesidades inglesas, se abrieron rápidamente al mercado exterior donde tuvieron una gran demanda. Inglaterra, en esa época, era enemiga de España, pero ello no era un impedimento para la compra de estas armas. Otros países, como Suecia, acabarían desbancando a Inglaterra como principal fabricante.

En el caso de la Gran Armada (la Invencible), la gran mayoría de los cañones de hierro que artillaban los barcos españoles habían sido fundidos en Inglaterra.

6 El propio Jefe de Escuadra Martín de Bertendona se vio en un aprieto en 1588 por culpa de un temporal que le cogió cerca de la costa y se quejó de que “ni echaron con la ancla una pieça de artillería que mandé”. Fernando Urgorri Casado… pág. 240

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