¿Un castro en Santa Comba?

01/08/2000, Alberto González Fernández

Paisaje histórico
¿Cómo imaginan las personas los paisajes en los que se encuentran?, ¿cómo configura el territorio la imaginación de las gentes que lo habitan?, ¿cómo entienden los elementos culturales que integran este paisaje?, son cuestiones que debemos intentar responder a través de la interpretación conjunta de los datos históricos, arqueológicos y de la observación detallada de los elementos naturales y culturales del paisaje actual objeto de referencia.

Vista de las islas de Santa Comba, donde se situaría el antiguo castro marítimo.
Foto: Dolores González

El entorno geográfico
En primer lugar es necesario acercarse a la realidad natural del espacio con el fin de esbozar la dinámica evolutiva que lo ha generado y al mismo tiempo intentar detectar los rasgos definidores que las diferentes comunidades históricas han ido plasmando en el paisaje.

En el litoral ferrolano, la diferente composición litológica condiciona la respuesta de las rocas a los ataques erosivos marinos; de esta forma las playas de San Jorge, Santa Comba y Ponzos, que se corresponden con los afloramientos de la serie de Ordenes -rocas de menor resistencia a la erosión- presentan un sustrato de esquistos que facilitan los ataques del mar.

Espacio histórico
El yacimiento de Santa Comba se encuentra situado sobre los restos de una antigua península que divide las playas de Santa Comba y Ponzos, dividida por la acción erosiva del mar y donde se distinguen tres pequeñas islas.

Sobre la denominada "Insua do Medio" o "Insua da Santa", se encuentra la ermita de la que Santa Comba recibe su nombre.

El edificio religioso, como elemento cultural y referente histórico, ha sido objeto recientemente de un magnífico estudio redactado por Mª Francisca Llantada Díaz1 , por lo que el presente artículo de be considerarse como una exposición de hipótesis sobre el origen del asentamiento y la necesidad de la intervención arquelógica como medio para su contrastación.

La ermita, cuya primera referencia documental conocida data del 5 de marzo de 11102 , genera una serie de leyendas enmarcadas en la tradición gallega de la llegada en peregrinación de personajes santos o de marcado carácter religioso a tierras gallegas.

Estas leyendas se ven acentuadas si en las proximidades se localizan piedras o sarcófagos que la tradición popular asimila con las embarcaciones que llevaron a buen puerto a estos personajes3 , como al que se encuentra sobre la "isla do medio", posible sarcófago del que se recuerda "se encontraba tapado con una "losa con letras"4.

La primera referencia al yacimiento la aporta Carré Aldao5, quien menciona la existencia de hallazgos de huesos y utensilios en la zona. Esta posible necrópolis podría estar relacionada con un posible establecimiento monástico, cuya hipotética fundación trasladan al siglo VI tanto Llantada Díaz como Andrés Pena Graña con la llegada de monjes irlandeses. Si bien este dato pudiese ser correcto, es probable que el primer mometo de ocupación de la otrora penísula de Santa Comba tenga un origen castreño, cuya dotación no es posible precisar sin una excavación arqueológica.

¿Un castro?
Aunque en la actualidad su estado de conservación no es el apropiado, es posible observar prácticamente en todos los cortes de los cantiles de las islas y en la zona del antiguo istmo abundantes estructuras, muros y quizás pavimentos que han sido fracturados por la actividad erosiva del mar.

En la zona de tierra firme se conserva un pequeño testigo de un posible parapeto construido de tierra y piedra. A ambos lados dos profundas zanjas hacen pensar en un foso de refuerzo del sistema defensivo. En el lado N del parapeto y a una cota baja en relación con el suelo actual se aprecia una serie de muros construidos en el interior de este foso. Este asentamiento castreño podría encontrarse relacionado con la cercana mira de Cobarradeiras, posible explotación de origen romano situada en el marco del dominio del yacimiento primario de oro Valdoviño-Aranga.

El emplazamiento peninsular posee las características necesarias para el asentamiento en la misma de un núcleo de población galaico-romano, como punto de control y comercio del mineral extraído, fácil defensa, cursos cercanos de agua dulce, comunicación sencilla con los valles interiores, acceso a los recursos pesqueros y marisqueros, perfectamente reconocible desde el mar por los barcos y la presencia de amplias playas para varar los navíos.

Con la llegada de la cristianización, estos lugares "paganos" suelen sacralizarse mediante la construcción de santuarios cristianos, factor que pudo haber influido en la elección del lugar para ubicar la ermita.

La actuación arqueológica: objetivos
Como vemos, lo único que podemos plantear sobre el origen y la evolución histórica del asentamiento, a falta de nuevos aportes documentales, son meras hipótesis de trabajo; hipótesis que únicamente podrán ser contrastadas a través de una actuación arqueológica que permita una correcta interpretación de las estructuras localizadas.

El proyecto arqueológico debe contribuir a frenar el deterioro de las estructuras y consolidar los muros de los cantiles. La intervención arqueológica permitirá conocer y acercar a los habitantes de Cobas la evolución histórica de un iniportante patrimonio cultural de su parroquia que es necesario consolidar, proteger, conservar y por supuesto difundir.

Difusión y rentabilización sociocultural que podrá realizarse a través de la puesta en valor de los elementos tanto naturales como culturales que dibujan el paisaje de este importante espacio histórico de Cobas.

    1 Llantada Díaz, M. F. "Creencias y leyendas sobre Santa Comba", en Ferrol análisis, 9. 1996.
    2 Idem.
    3 Alonso Romero, F. Santos e Barcos de Pedra, 1991.
    4 Información facilitada de forma oral.
    5 Carré Aldao. Geografía del Reino de Galicia. A Coruña, tomo II. 1926.

NOTA:
Después de la publicación de esta revista, en octubre de 2001 se realizó una cata en la "Insua do Medio", de la que posteriormente se publican las conclusiones en otra revista.

 

Alberto González Fernández    -    Arqueólogo

 

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