Intervención Arqueológica en A Illa do Medio. Santa Comba (Cobas)

27/09/2002, Alberto González Fernández

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Desde mediados del mes de octubre y hasta principios del mes de noviembre de 2001, y en concreto los fines de semana y festivos pertinentes que las condiciones de las mareas lo permitieron, se desarrolló la primera campaña de actuación arqueológica en el yacimiento de Santa Comba.

Esta actuación es promovida por la Asociación Cultural Columba de San Martín de Cobas, parroquia en la que se asienta el yacimiento, y se financia con presupuestos municipales. En este punto hay que reseñar que el Concello de Ferrol, como órgano administrativo, y en concreto la Concejalía de Cultura, a través de su titular D. Bonifacio Borreiros, toma como propia la iniciativa y se encarga de la contratación y tramitación del expediente ante la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia.

Uno de los objetivos prioritarios de la asociación Columba es la recuperación y puesta en valor del conjunto patrimonial de Santa Comba, -Conjunto cultural formado por la ermita de Santa Comba y por el yacimiento arqueológico, sobre el que se asienta el edificio religioso-.

Enmarcadas en este objetivo se encuentran las actuaciones que han servido para, por un lado, acometer una primera intervención de restauración en la propia ermita, -que se ciñó al cambio de la cubierta-, y por otro, a solicitar ayuda económica y técnica a las administraciones correspondientes, -Ayuntamiento, Diputación y Xunta de Galicia-, para abordar una segunda fase de restauración en el edificio (enmarcada en el Plan 2000 de recuperación de Patrimonio Cultural de la Diputación de la Coruña), y realizar una propuesta de intervención arqueológica sobre el yacimiento cuyos primeros resultados se plasman en la presente publicación.

Publicación que, al igual que la intervención arqueológica, es financiada por la Concejalía de Cultura del Concello de Ferrol.

En relación a la publicación es necesario señalar que trataremos de ofrecer una visión amplia y genérica, que permita un acercamiento de los resultados de la intervención a todos los ámbitos de la sociedad, con un espíritu y afán divulgativo que no nos lleve a una lectura farragosa y excesivamente técnica, perceptible únicamente por especialistas en la materia.

Además hay que indicar que en la actualidad aún se encuentran en proceso de análisis ó estudio diversos aspectos que, en el momento de su análisis con el conjunto de los datos permitirán una interpretación más precisa1.

 

EL MARCO TERRITORIAL

¿Cómo imaginan las personas los paisajes en os que se encuentran?, ¿cómo configura el territorio la imaginación de las gentes que lo habitan?, son cuestiones que debemos de intentar responder a través, no sólo, de la interpretación conjunta de los datos arqueológicos e históricos, sino también de la observación detallada de los elementos naturales y culturales que dibujan el paisaje actual. Paisaje que dibuja la fisonomía de un espacio impregnado de historia2.

Para comprender el espacio histórico de Santa Comba es necesario contextualizarlo en el marco territorial en el que se genera y en el que evoluciona

El objetivo del presente apartado no es elaborar un análisis amplio y pormenorizado de todos los elementos físicos que conforman la zona de estudio. Lo que pretendemos es practicar un acercamiento a la realidad natural del territorio con el fin de esbozar los principales agentes que han intervenido en la dinámica evolutiva que lo ha generado, y al mismo tiempo detectar los rasgos definidores que las diferentes comunidades han ido plasmando en su paisaje3.

La playa e isla de Santa de Comba pertenecen a la parroquia de San Martín de Cobas, diócesis de Mondoñedo – Ferrol, y forma parte del municipio de Ferrol, ubicándose en la parte septentrional de este ayuntamiento enclavado en las costa Noroccidental de la provincia de A Coruña. Municipio que ocupa la zona N del Golfo Artabro (Fig.1). Espacio geográfico e histórico que posiblemente ha ejercido, como veremos, una singular importancia para Santa Comba.

Desde el punto de vista geomorfológico, el municipio se caracteriza por la variedad de su espacio geográfico, siendo tres los factores que han influido en el modelado del relieve actual; la diferenciación litológica, la tectónica, y las regresiones y transgresiones marinas. Los esquistos de la Serie Ordenes, rocas metamórficas fácilmente alterables y erosionables, dominan en el ámbito de Santa Comba – Ponzos.

En el litoral, la dinámica marina, -desde la variación de la marea, a las grandes transgresiones y regresiones-, junto con la diferenciación litológica y tectónica, actúan de forma interrelacionada.

La diferente respuesta de las rocas a los ataques erosivos marinos favorece un mayor o menor retroceso de la costa. Así las playas de San Jorge, Santa Comba y Ponzos, que se corresponden con los afloramientos de la Serie Ordenes, presentan una esquistosidad que favorece los ataques marinos4.

En la costa de acumulación, los esquistos muestran una costa baja, favorable al acopio de materiales, donde se forman los principales arenales de la zona.

Las playas de Santa Comba y Ponzos se encuentran separadas por un espolón rocoso que debe su existencia a la intrusión de un dique de rocas más resistentes. La baja topografía de los terrenos situados en la playa, unido a la debilidad de los materiales frente al ataque marino son la causa del retroceso de la costa, conformando unos cantiles muy bajos, 1-2 metros sobre el nivel del mar, que se pueden ver cubiertos totalmente por la arena de playa.

 

SANTA COMBA: ESPACIO HISTÓRICO

El yacimiento de Santa Comba se encuentra situado sobre el espacio desunido de una antigua península que dividía las playas de Santa Comba y Ponzos. Espacio dividido por la acción erosiva del mar y donde se distinguen tres pequeñas islas. Sobre la denominada "Insua do Medio" o "Insua da Santa", se encuentra la ermita que le da el nombre Santa Comba.

El edificio religioso, como elemento cultual y referente histórico, ha sido objeto recientemente de un magnífico estudio redactado por María Francisca Llantada Díaz5.

La ermita, cuya primera referencia documental data del 5 de marzo de 11106, genera una serie de leyendas, enmarcadas en la tradición gallega de la llegada en peregrinación de personajes santos o de marcado carácter religioso a tierras gallegas.

Estas leyendas se ven acentuadas si en las proximidades se localizan sarcófagos pétreos que la tradición popular asimila con las embarcaciones que llevaron a buen puerto a estos personajes7. De hecho en a Illa do Medio se encuentra un posible sarcófago, del que recuerdan los vecinos se encontraba tapado con una "losa con letras".

La primera referencia al yacimiento la aporta Carré Aldao8, quien menciona la existencia de hallazgos de huesos y utensilios en la zona Esta posible necrópolis podría estar relacionada con un posible establecimiento monástico, que tanto Llantada Díaz, como Andrés Pena Graña9, trasladan su posible fundación al siglo VI relacionada con la llegada de monjes irlandeses.

Santa Comba se cataloga10 como yacimiento arqueológico en el año 1995 a partir de la prospección realizada para la Evaluación de Impacto Arqueológico de la Concentración Parcelaria de la que era objeto la parroquia11. En ese mismo año el arqueólogo Cesar Parcero Ouviña lo incluye como yacimiento castreño en su tesina de licenciatura12.

En el momento de su catalogación se opta por asignarle una adscripción cultural de yacimiento castreño y medieval, en base a su emplazamiento peninsular, los numerosos restos arqueológicos que se aprecian en los cantiles, la posible presencia de un torreón en la zona de costa, y a la presencia de la propia Ermita (Fig.2).

 

ESTRATEGIA DE TRABAJO

En el momento de plantear la actuación arqueológica, lo único que, desde el punto de vista histórico, se conocía sobre el origen y evolución del asentamiento, a falta de nuevos aportes documentales, eran meras hipótesis de trabajo.

Hipótesis, que como ya señalábamos el año anterior, únicamente podrían ser contrastadas a través de una actuación arqueológica que permitiera una correcta documentación y contextualización de las estructuras que se localizan en los perfiles del yacimiento13.

La actuación arqueológica se encuentra enmarcada en el proyecto global de recuperación del conjunto de Santa Comba. Actuación que persigue un doble objetivo;

  • Desde un punto de vista patrimonial, y ante la necesidad, por motivos de seguridad, de acometer la mejora de los accesos á "Illa da Santa", era prioritario comprobar el posible impacto que las obras puedan generar sobre los restos arqueológicos14 (Lam.1, Fig.2).
  • Desde el punto de vista arqueológico, la intervención permitirá obtener una primera aproximación a la realidad arqueológica del yacimiento, aportando una serie de datos necesarios para conocer su origen y evolución, además de contrastar la potencialidad del mismo.

Tan importante como estos dos objetivos es la dimensión social que una actuación de este tipo llega a generar, la posibilidad de los habitantes de Cobas, y en general de Ferrol, de acercarse a la evolución histórica de su patrimonio cultural, y que sientan la necesidad de conocerlo, consolidarlo, y de ayudar a su protección, y por supuesto a su difusión.

Rentabilización socio cultural y difusión turística que podrá realizarse a través de la puesta en valor de los elementos, tanto naturales como culturales, que dibujan el paisaje de este importante espacio histórico del término municipal ferrolano.

 

LA ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA

OBJETIVOS Y PLANTEAMIENTO

El acceso a la ermita se realiza por un estrecho sendero excavado en la roca de la isla por los vecinos de Cobas. Este sendero tenía en su zona más difícil unas escaleras de poca consistencia, que con el tiempo y la ayuda de los agentes meteorológicos ha quedado prácticamente destruida. Esta circunstancia provoca la necesidad de abordar la mejora del acceso.

Ante la necesidad de proyectar las obras, y teniendo en cuenta que el yacimiento se encuentra incluido en el PXOM de Ferrol, se hacía necesario llevar a cabo una intervención arqueológica previa en la zona del acceso cuyo objetivo principal era el valorar la viabilidad de nuevas obras que permitiesen mejorar la subida.

A su vez, y desde el punto de vista arqueológico, la intervención se planteó como un verdadero sondeo con el objetivo fundamental de obtener una primera aproximación a la realidad arqueológica del yacimiento, aportando una serie de datos necesarios para conocer su origen y evolución, además de contrastar la potencialidad arqueológica del mismo.

En este momento creemos que se puede afirmar que ambos objetivos se han visto satisfechos ampliamente y de forma satisfactoria.

Planteamiento del trabajo arqueológico

El acceso actual, situado en el extremo SO, de la Illa, ha provocado con el paso del tiempo, la aparición de un corte en el terreno en el que se pueden apreciar restos arqueológicos. Durante la excavación del terreno para preparar el acceso, realizado por los propios vecinos, ya habían sido desmontadas estructuras arqueológicas.

La situación de este corte, muy desmoronado y lleno de vegetación, impedía una interpretación correcta del mismo. Por este motivo y teniendo en cuenta que, a priori, es preferible plantear la mejora del acceso por este mismo lugar que ya se encuentra alterado, y que es el único por el que se puede acceder a la Illa –y únicamente en marea baja-, se planteó una intervención arqueológica en dos fases:

En primer lugar acometer la limpieza del perfil del camino, para a continuación ,y una vez comprobada la presencia de estructuras, así como la orientación de estas, plantear una cata de sondeo que permitiese una correcta documentación de las mismas y su posible interpretación con relación al asentamiento.

En un principio se planteó en el proyecto original proceder a la limpieza y perfilado de unos 6 metros lineales del corte E del camino, dimensiones del mismo en la última visita a la isla, pero dado que en el momento de proceder al inicio de la intervención, este perfil se encontraba muy alterado por la acción erosiva de las lluvias del último año, y a su vez había adquirido una mayor amplitud, se modificó el proyecto original desde un punto de vista preventivo, y se procedió a la limpieza y perfilado en toda su longitud, alcanzando esta los 13,5 metros.

Asimismo, el planteamiento proyectual de un único sondeo se varió ante la localización de las estructuras en el perfil, y el estado en que este se encontraba. Por ello se procedió a la apertura de dos sondeos, uno de 2 x 2 metros en el lado N del perfil, y otro de 5 x 2 m en el extremo S del mismo, lugar donde la estabilidad del terreno ofrecía mayores dificultades, por un lado por ser la zona donde la erosión era más acusada y por la propia fragilidad de las estructuras arqueológicas exhumadas en ese punto15.

Ambos sondeos fueron continuados hacia la zona del acceso ya ejecutado con objeto de comprobar la afección que estas obras habían causado sobre las estructuras.

La metodología utilizada ha sido la empleada en la excavación en área, se procedió al registro tridimensional de las unidades localizadas, tanto estratigráficas como arqueológicas, así como a la descripción detallada de las mismas haciendo referencia a la ubicación planimétrica. El registro documental se completó con la fotografía de detalle y el levantamiento topográfico del yacimiento.

Una vez finalizada la intervención se preparó de forma provisional el acceso a la isla, y con objeto de su protección y conservación se cubrieron las estructuras arqueológicas mediante un elemento diferenciador y tierra y arena de la propia escombrera16.

 

RESULTADOS

ESTRATIGRAFÍA Y ESTRUCTURAS

Perfil

La limpieza del perfil E del acceso permitió la localización de tres muros, además de un área de combustión situada en la zona S.

Los niveles documentados y que englobaban las estructuras anteriores no eran homogéneos, registrándose tres espacios bien diferenciados;

  1. Desde el extremo N del perfil hasta la estructura 1 (E1) se registra un único nivel arqueológico de relleno de sedimentación que sella el de derrumbe correspondiente con el abandono del muro (E1) (Lam.2).
  2. La estructura 1 corta una serie de niveles arqueológicos uniformes que alcanzan la denominada estructura 2 (E2). Punto donde el terreno presenta un fuerte socavón y en el que los niveles revelan una disposición acorde con esta circunstancia y se encuentran relacionados, al igual que la propia depresión del terreno, con las estructuras del primer momento de ocupación del yacimiento.
  3. En este sector S la estratigrafía se corresponde con las primeras fases de ocupación del yacimiento. La excavación del terreno para acoger los hornos (E7, E8), provoca la alteración de los niveles originales del espacio del asentamiento, provocando la discordancia de los posteriores niveles de ocupación en este sector con los del sector central y N.

Sector N

En el sondeo abierto en este sector se documento una estructura (E1), que en la superficie excavada, conserva una longitud de 2,75 m de longitud, 65 cm de ancho y una altura en su punto más elevado de 1,65 m. Está construida con mampostería de esquisto y se asienta sobre un nivel de preparación del sustrato original (Fig.4).

Esta estructura, que se corresponde con la última fase de ocupación arqueológica documentado del yacimiento17, corta el resto de unidades, entre los que destaca un pavimento constituido por tierra pisada y muy compactada, y que se corresponde con una etapa de ocupación romana, altoimperial, que se correlaciona con el muro 2 (Lam.3).

Sobre este pavimento se localizó en posición original un durmiente de molino de mano, dos fragmentos cerámicos pertenecientes a un recipiente de forma abierta, así como un fragmento de cerámica fina de importación (Terra Sigillata Itálica) (Fig.5).

Por debajo del pavimento se documenta el nivel correspondiente a la preparación del mismo formado por piedra de mediano tamaño y tierra de color ocre claro, que en la zona S adquiere una mayor cota con objeto de nivelar la misma, sensiblemente más baja, provocada por la depresión del sector S (Lam.5).

Sector S

En este sector se registran las primeras fases de ocupación del asentamiento, además del muro correspondiente al momento altoimperial (E2) (Lam.7-8, Fig.4).

Este muro, construido con mampostería, conserva, en la zona excavada, unas dimensiones de 1,40 m de longitud, tiene una anchura de 55 cm, y presenta una altura máxima de 30 cm. Se apoya en el nivel de preparación del sustrato en su lado N, mientras que en el S el relleno de preparación de suelo de ocupación le sirve de apoyo.

Unidad estratigráfica que en esta zona S sella en el lado N del sondeo los restos constructivos que constituyen la estructura 3 (E3). De esta únicamente se conserva un pequeño tramo, 90 cm, de las primeras hiladas de cimentación. Se levanta con bloques de piedra de unos 30 cm de diámetro, asentados sobre la preparación del sustrato, esquisto disgregado (Lam.9).

En disposición paralela a la anterior (E3), se localiza otro muro (E4) de 40 cm de ancho, de mampostería, con base de cimentación de características semejantes a la estructura 3, y del que se conservan los restos constructivos de la base de cimentación en la zona de camino. Se asienta sobre el nivel de sellado de las estructuras inferiores (Lam.10).

Esta estructura se encuentra colmatada por el mismo relleno de nivelación que la paralela, y por el derrumbe correspondiente posiblemente a época romana.

Por debajo de este derrumbe, y separado por un pequeño suelo exterior en el momento de ocupación en época romana, se registra el derrumbe correspondiente a los muros 3, 4 y 5.

Este derrumbe se apoya sobre el pavimento, compuesto de tierra pisada, correspondiente a la estructura 4, y que posiblemente, con el lógico incremento, pero leve, realizado en el momento de la reforma en la que se construye la estructura circular. Sobre el mismo, se ha registrado la presencia de un concheiro.

En un momento de plena ocupación del yacimiento este muro, E4, se vio alterado por una reforma que se ejecuta sobre el mismo, y en la que se construye una estructura de forma circular (E5) superpuesta sobre él. Está construido con mampostería de piedra de pequeño tamaño, incluida la cimentación, y presenta un buen acabado. Conserva una longitud de 2,5 m y una altura máxima de 40 cm. Tiene un ancho de 55 cm (Lam.10).

Aunque si bien ya con el pavimento correspondiente a la fase constructiva anterior se cubren las estructuras correspondientes a la primera fase de ocupación documentado (E6, E7, E8), la remodelación realizada sella el crisol del horno de fundición destruyendo las paredes laterales, y se apoya en parte en los restos de la construcción (E6), que posiblemente constituyese la parte trasera del taller metalúrgico (Lam.11-12).

Este espacio se encuentra formado por la estructura antes señalada (E6), asociada a dos hornos de fusión (E7, E8). Esta estructura, que corresponde al momento de ocupación del yacimiento, se encuentra sellada por la construcción de los muros superiores y muy alterada en su lado O y S debido a los trabajos realizados para preparar el acceso actual (Lam.13-14, Fig.3).

Para su construcción se llevó a cabo en un primer momento la excavación del terreno original, para a continuación delimitar y reforzar este espacio con piedras de medio tamaño en el perímetro del horno metalúrgico (E7). Esta superficie se rellena de arenas hasta la cota que albergará los crisoles – alcanzando una potencia de unos 80 cm-.

Alcanzado el relleno final de arenas se disponen los hornos; en el primero (E8) el crisol se encuentra forrado de piedras de cuarcita de medio tamaño que albergan el mineral, y a la que se aplica, tanto en el interior como en la parte baja, un recubrimiento de cuarcita machacada. Para su protección se reviste de material refractario –arenas refractarias con óxido de hierro-. Ambos espacios se delimitan y a la vez se separan de las arenas, por un nivel de arenas refractarias con de piedras de pequeño tamaño (Lam.15, Fig.3).

De este primer horno se conserva, debajo del muro circular, la base del arranque de su parte superior, que estaría compuesto de piedras de medio tamaño.

A una distancia de 1,40 m al S, y con un ligero buzamiento, se sitúa el segundo horno (E8), u horno de fusión secundaria o de refusión. Este se encuentra constituido por una base más sólida que el anterior formada por piedras, también de cuarcita, más regulares y de un tamaño mayor, igualmente revestida por el recubrimiento de cuarcita machada, aunque apoyan directamente sobre el nivel de arenas de relleno (Lam.16-17, Fig.3).

La parte superior de la estructura está formada por un nivel de arenas compactadas y que se utiliza como pavimento del taller metalúrgico.

Hay que destacar que se han recogido restos cerámicos de la vasija que cerraba el primer horno, lo que ha permitido su análisis y conocer las altas temperaturas alcanzadas en el proceso.

Es muy posible que esta estructura se viese delimitada, y a su vez protegida de los vientos del NE por el murete al que se corresponden los restos constructivos de la estructura 6, formando así un verdadero espacio metalúrgico.

LEVANTAMIENTO TOPOGRÁFICO

Como complemento de la intervención se realizó un levantamiento topográfico del yacimiento. Entendiendo este no sólo como a Illa do Medio, sino como un espacio peninsular que sufrió, y sufre, una importante degradación que lo ha segmentado en cuatro pequeños espacios; por un lado el ámbito costero litoral, donde se localiza un torreón perteneciente al sistema defensivo del yacimiento castreño, y un profundo y amplio foso, que en su lado S acoge un muro que conserva gran potencia18. Y por otro cuatro islas, entre las que se encuentra a Illa do Medio (Fig.2).

Este levantamiento permite la recrear la hipotética superficie que podría haber alcanzado el yacimiento en los primeros momentos de ocupación.

LOS MATERIALES

Líticos

No es muy abundante el material lítico que se localizó durante la intervención, cuantificándose únicamente cuatro piezas.

En el sector N se registró in situ, y correlacionado con la fase romana, un durmiente de molino de mano de 30 cm de diámetro.

En el sector S y en un nivel asociado a las estructuras correspondientes a la segunda fase de ocupación del yacimiento, se localizaron tres pequeñas piezas que formaron parte de elementos del ajuar personal de los habitantes del castro (Fig.5).

  1. Una pieza de color azul de 0,4 cm, de forma ovalada y fondo plano, posiblemente para engastarlo.
  2. Pequeño lítico de color verde que como particularidad presenta dos pequeños rebajes a ambos lados.
  3. Canto de color negro de forma oval, muy pulido y de base barquiforme.

Material cerámico19

El material cerámico exhumado se encuentra todavía en una fase inicial de estudio, por lo que es imposible en estos momentos aportar grandes especificaciones en cuanto a morfologías, tipos, funcionalidades y periodizaciones concretas. Sin embargo, sí pueden reseñarse las principales características del conjunto, aunque sea desde un punto de vista inicial y aproximado.

De tal forma, el grupo cerámico con el que nos enfrentamos está formado por poco más de quinientos elementos, cuyos rasgos comunes vienen representados por su gran fragmentación y su considerable grado de rodamiento, factores que dan como resultado unas piezas de escasas dimensiones, con líneas de fractura antiguas y considerables alteraciones en la conservación de sus acabados externos (se evidencian abundantes casos de pérdida prácticamente total de las superficies originales, producida probablemente por la exposición a la intemperie y su situación en contextos de revuelto estratigráfico).

Si nos fijamos en el punto de vista temporal, podemos distinguir hasta cuatro subconjuntos, que comenzarían en la fase castreña o Edad del Hierro, para continuar con una etapa romana, un momento medieval y algún ejemplo del mundo moderno; de cada uno de ellos apuntamos ahora sus rasgos más sobresalientes:

  • Cerámica castreña: es el grupo más abundante con gran diferencia –puede llegar a representar cerca del ochenta por ciento del total recuperado-, estando caracterizado por una gran homogeneidad en cuanto a modalidades de fabricación, en las que se incluyen tanto los tipos de pasta como las cocciones, los acabados finales y las decoraciones.

Así, se observa un grupo prácticamente generalizado de pastas muy granulosas y poco decantadas, con gran abundancia de materiales no plásticos (particularmente gránulos de cuarzo y micas) de tamaño muy variable y en las cuales predomina el ambiente de cocción oxidante (de hecho, la mayor parte de las piezas presentan coloraciones pardas y acastañadas, con tonos rojizos en muchas ocasiones). Las superficies exteriores de estas piezas suelen detentar unos buenos acabados, normalmente bruñidos, lo que repercute en que el aspecto final de estos ejemplares aparezca liso, homogéneo y brillante, con una gran suavidad al tacto, rasgos que no sólo se ciñen a la parte del borde sino que suelen extenderse a toda la pieza. Se han documentado igualmente ejemplares con terminaciones a base de cepillados o espatulados.

Por lo que respecta a las decoraciones, la modalidad más repetida es la incisión (normalmente, en forma de una o varias líneas finas dispuestas de forma horizontal), aunque los recursos plásticos son igualmente utilizados –siempre en forma de cordones o baquetones, también en horizontal-. Por contra, la impresión apenas se manifiesta y mucho menos en su modalidad de estampillado. Sí se han localizado varias piezas con decoración bruñida, bien sea a base de franjas brillantes, combinadas con la superficie mate de la pieza o bien en el tipo más conocido del reticulado. Con todo ello, el resultado final desde una perspectiva estética es la de un conjunto cuidado pero sin grandes alardes decorativos, lo cual, por otra parte, parece ser un rasgo habitual en la cerámica castreña del norte galaico.

Finalmente, si nos fijamos en las morfologías y funcionalidades de este grupo, destacan principalmente las formas cerradas, tipo olla, aunque no faltan algunos ejemplos de recipientes abiertos, como los posibles cuencos; con ello –e insistimos en que ésta es una apreciación aún inicial- parecen predominar las piezas destinadas a su uso en la cocina, así como las destinadas a almacenamiento de diferentes sustancias –estas últimas destacan claramente por su gran formato, no sólo en amplitud de diámetro sino también en los grosores que llegan a alcanzar sus paredes, superando en algún caso los dos centímetros de espesor-.

  • Conjunto cerámico romano: en realidad, no puede hablarse en estos momentos de un conjunto real, sino de escasos fragmentos que no conforman un grupo definido, ni funcional ni morfológicamente. De hecho, a estas alturas del estudio, sólo podemos mencionar algún fragmento de tegula –muy rodados y de escasas dimensiones- junto con unos pocos ejemplos de cerámica común. De todos ellos, podemos ahora destacar un recipiente de forma abierta, con los restos del asa e indicios de decoración bruñida a modo de retícula, el cual puede clasificarse inicialmente como el tipo V1 caracterizado en Lucus Augusti y con una cronología genérica centrada en el momento altoimperial20.

Mención aparte merece el fragmento de terra sigillata itálica recuperado e identificado como un tipo Ritterling 5, de la que aparece un borde en perfecto estado de conservación. Genéricamente, el grupo de las sigillatas itálicas suelen datarse, en lo que respecta al noroeste hispánico, entorno a la segunda mitad del siglo I a.C (Fig.5).

  • Cerámica medieval: su representación en el conjunto total del material exhumado puede llegar a representar entre un 10 y un 15 por ciento, estando formado por fragmentos muy variados en cuanto a tipo de fabricación (aún así, su pauta viene dada por pastas groseras, en tonalidades grises y muy poco cuidadas en cuanto a los acabados). Sin embargo, uno de los rasgos que más llama la atención de este segmento cerámico es su pésimo estado de conservación, puesto que es en él donde se localizan las menores dimensiones y los deterioros más acusados, factores que repercuten en una acentuada dificultad a la hora de determinar morfologías concretas.
  • Ejemplares modernos: son escasos y poco representativos (no se ha definido aún ninguna forma), aunque definitorios de uno de los rasgos que puede llegar a caracterizar la intervención efectuada: las alteraciones producidas en estos terrenos a lo largo del tiempo.

Dentro de este somero análisis del material cerámico, que no deja de ser una primera aproximación a su estudio, nos vemos obligados a proponer una caracterización temporal o cronológica del mismo, la cual no debe tomarse como definitiva sino más bien como una propuesta de partida para encarar su investigación pormenorizada.

Así, tomando como referencia los rasgos comunes de cada uno de los segmentos temporales presentados, se evidencia una etapa dentro del mundo castreño que podría delimitarse entorno a las tres últimas centurias antes de Cristo, tomando para ello como base tanto el tipo de manufactura de las piezas analizadas como los factores externos: la presencia de la terra sigillata itálica podría estar indicando el momento final de esta etapa, puesto que otros elementos muy significativos –y mucho más numerosos- de los primeros momentos del mundo romano, como pueden ser las ánforas vinarias o las sigillatas hispánicas no aparecen aquí.

Por lo que respecta al mundo romano, su presencia se revela, desde el punto de vista del estudio de la cerámica, como prácticamente anecdótica y poco definida en el estado actual de la investigación del yacimiento, mientras que el momento temporal posterior –bastante mejor representado- parece ceñirse a la etapa altomedieval.

Con ello, y a pesar de poseer ejemplos pertenecientes a un amplio espectro cultural, se puede hablar en estos momentos de una secuenciación cronológica interrumpida en algún momento entre el mundo castreño y el medieval, con etapas puntuales en la ocupación de época altoimperial y utilización de este espacio territorial.

Metales

Dentro de este apartado el componente fundamental, y no puede ser menos cuando nos encontramos con un ambiente paleometalúrgico, lo representan las escorias. Escorias que según los análisis realizados por el profesor Fernan Gómez Filgueiras, presentan un aspecto muy espumoso perteneciente al tipo quasi-laitier, subproducto del procedimiento metalúrgico utilizado en los hornos documentados21.

LOS RECURSOS ALIMENTICOS

En toda la superficie sondeada se han recogido restos de los recursos alimenticios utilizados por los habitantes del yacimiento, aunque destaca por su importancia la localización de un concheiro en e ángulo E del sector S.

Estos restos pertenecen en su mayoría a las especies relacionadas con el medio marino; espinas de pescado y conchas de marisco22.

Entre los pescados destaca por su número los restos de la actual maragota (Labrus Bergylata), y entre los mariscos las conchas de mejillón (Mityllus Galloprovincialis), y de dos especies de lapas (Palella Vulgata y Palella Aspera), conforman los elementos de la dieta más significativos.

Asimismo se recogieron restos óseos pertenecientes a animales domésticos, sobre todo bóvidos y cápridos, todas especies herbívoras, no detectándose restos pertenecientes a animales carnívoros.

 

CONCLUSIÓN

El resultado del estudio arroja una serie de aspectos que pasamos a referir de forma somera, y que apuntan a que nos encontramos ante un asentamiento de tipo castreño, que tiene su origen en la Edad del Hierro, posiblemente durante un momento que no podemos precisar que abarca las tres últimas centurias antes de Cristo23, donde el trabajo metalúrgico, posiblemente vinculado a las cercanas minas de Covarradeiras, se encontraba muy presente en la vida de sus habitantes.

En el momento de su implantación como asentamiento la superficie del yacimiento abarcaría una península que, en dirección NNO arrancaba del espacio rocoso de cantil que divide las actuales playas de Santa Comba y Ponzos, cerrando por el E la primera, protegiéndola de los vientos del nordés. Esta península se adapta como recinto fortificado construyendo en el istmo el sistema defensivo; del que en la actualidad se distinguen dos tramos del foso y un torreón entre ambos.

Posiblemente la construcción de este foso, sobre materiales geológicamente blandos, recordemos esquistos serie ordenes, favorece la erosión de este espacio y la desunión actual. Entre las islas la separación se encuentra motivada por la actividad erosiva de los elementos naturales.

Conocida su disposición es necesario conocer las razones de la elección de este emplazamiento. Como hipótesis de partida se puede apuntar que la elección de este punto de la costa es debida a la conjunción de varios condicionantes; las posibilidades de fácil defensa de la península con la inversión de escaso esfuerzo constructivo, la proximidad a recursos naturales, productivos y alimentarios, la presencia a sus pies de un espacio adecuado de fondeo y resguardo de embarcaciones, y el constituir uno de los primeros puntos de la costa que sirven como refugio antes de circunnavegar el actual cabo Prior.

Como se desprende del registro arqueológico la actividad metalúrgica es un referente importante en el origen del asentamiento, en el que los hornos, que pertenecen al primer momento de ocupación del mismo, se construyen en un contexto, el del NO peninsular, donde la producción metalúrgica experimenta un crecimiento en los momentos finales del último milenio antes de cristo, después de un período de cierto decaimiento24.

Un aspecto importante los primeros períodos de la historia gallega lo marca la presencia de importantes reservas metalíferas en su territorio. En concreto y centrándonos en esta esquina del NO galaico se encuentra un yacimiento primario de oro que ocupa una franja de terreno que se localiza en los alrededores del ayuntamiento de Valdoviño y se desarrolla hasta las tierras de Aranga25, dentro del cual se encuentran los filones de Cobas.

Ya desde la prehistoria se desarrolla en el NO una importante vocación minera, con una tecnología propia de extracción.

La existencia de estas minas provocó una fuerte atracción en los navegantes atlánticos y sobre todo mediterráneos, quienes no abandonarían estas rutas hasta la conquista romana26, así Strabon (III-14) menciona como Posidonios señala en sus escritos que "dentro de la tierra de los Artabros, existían y se beneficiaban de abundantes minas de plata, estaño y ganga de oro argentífera"27.

Las estructuras metalúrgicas de Santa Comba se encuentran perfectamente contextualizadas en un ambiente minero donde la explotación de los recursos próximos constituye un elemento fundamental en su razón de ser.

Los hornos documentados indican una tecnología metalúrgica local peculiar y muy avanzada28. Con esta estructura paleometalúrgica se consigue la transformación en acero primitivo, hierro antiguo, de la fundición de hierro obtenida en el primer crisol del horno de fusión primaria, ó metalúrgico (E8), mediante su refusión y una primitiva labor de pudelado en el segundo horno, horno de fusión secundaria ó de refusión (E9). Es lo que se denomina método indirecto29. Este método refleja un alto rendimiento del proceso, registrado en otras zonas europeas de Centro Europa ó las Islas Británicas.

El mineral empleado es de origen local, limonitas de origen "gossen", enmarcadas en contextos esquistosos. Asimismo el fundente empleado para la elaboración del producto lo componen las arenas silíceas, -arenas de playa-, muy abundantes en el entorno de Santa Comba, e identificándose con las provenientes de la playa de O Porto.

El asentamiento, inmerso en un proceso lógico de evolución, crecimiento, renovación urbanística, circunstancias formales unidas a la modificación de las estructuras económicas y sociales, en el momento de incrementarse los contactos con el mundo romano, sufre una ligera transformación.

Esta segunda fase, documentada a través de los sondeos, supone el cese de la actividad metalúrgica de los hornos, la demolición de la estructura posterior que la cierra (E6), y la construcción de dos nuevas estructuras (E3 y E4), que transforman el espacio de producción en un espacio posiblemente doméstico. Es en este ámbito asociado a la estructura E4 es donde se documenta el concheiro, además del mayor número de cerámicas de cocina y almacenaje.

Esta modificación supone la aparición de un espacio exterior urbanizado entre ambos muros, donde se localiza un nivel de pavimento de tierra pisada.

En este mismo contexto de transformación urbanística y arquitectónica se produce una nueva renovación de las estructuras domesticas, se construye una estructura circular que reforma una de las existentes (E4). Esta construcción supone la destrucción de la parte superior de los hornos, abandonados ya con anterioridad, dado que para la construcción de su cimentación excavan el pavimento de la fase de ocupación anterior buscando más estabilidad. Esta nueva estructura presenta unas características constructivas más depuradas y hasta se puede sugerir que más evolucionadas desde el punto de vista del cuidado del acabado de la construcción.

Esta nueva etapa constituye la última fase castreña documentada, a partir de este momento el yacimiento sufrirá una nueva transformación.

Como hemos visto el interés de los recursos metalíferos, constituyen, muy probablemente, el objetivo inicial y fundamental de comercio con el sur, y suponen la integración del NO peninsular en el circuito de cambio de Roma30.

De hecho lo primeros contactos, hasta el inicio de la ocupación romana en el siglo II a.C., suponen un estímulo fundamental para el desarrollo de la sociedad indígena, que asimila estas influencias foráneas en su cultura material, –cerámica, orfebrería, arquitectura, urbanismo,-. Fruto de la asimilación de estos contactos pueden ser las transformaciones que se desarrollan en el urbanismo de Santa Comba.

A una cuarta etapa constructiva, y a la vez cultural, dentro de la evolución del asentamiento, corresponde la construcción del denominado muro 2, y el pavimento al que este se encuentra asociado, enmarcado en una fase final del mundo castreño, momento de pleno dominio romano en el NO. Esta adscripción cronológica se relaciona con el registro en los niveles asociados, de la terra sigillata italica, y con el vaso tipo V1 de Alcorta.

Al finalizar esta fase parece que el asentamiento sufre un abandono temporal31, en un momento en el que, según Pérez Losada32, se ocupan numerosos asentamientos rurales, los denominados castros agrícolas, y se abandonan ciertos asentamientos costeros en zonas abiertas para fundar nuevos asentamientos hacia el interior33.

Es muy posible que el asentamiento de Santa Comba, no fuese abandonado totalmente, dado que parece haber sido un referente importante para la navegación en la costa Ártabra, aunque si bien esta hipótesis no podrá ser contrastada hasta la realización de nuevas excavaciones.

La última fase de ocupación del asentamiento, documentada en el registro arqueológico por el muro del sector N y las cerámicas a él asociadas, se relaciona con la etapa altomedieval. Del análisis de los escasos restos estructurales y materiales localizados no es posible interpretar de forma concreta la tipología y dedicación del asentamiento en esos momentos pero en este punto es importante recordar como tanto Llantada Díaz, como Andrés Pena Graña, señalan el posible establecimiento en Santa Comba de un monasterio fundado por monjes irlandeses en el siglo VI.

Aunque si bien la documentación arqueológica no ofrece mayores aportes a la historia del asentamiento, todo parece indicar que el monasterio fue abandonado, arruinado, y en su lugar se erigió la actual ermita.

Ermita que ni siquiera constituye el último nivel de ocupación, si no que son los vecinos de Cobas, con la utilización de este espacio como lugar de explotación agrícola y ganadera quienes mantienen vivo el asentamiento. Además de ensalzarlo con la celebración de la romería a la Ermita el día de la patrona.

Por lo demás, y como epílogo nos hacemos una pregunta y a la vez ofrecemos una respuesta con un alo de esperanza, ¿y el futuro qué?. La asociación Columba mantiene la esperanza de que se siga trabajando con el mismo espíritu de colaboración entre las distintas administraciones como se hizo hasta ahora.

Los beneficios son múltiples, no sólo culturales y científicos, algo obvio, si no por las posibilidades que se abren para revalorizar Santa Comba como un importante referente cultural.

Alberto González Fernández
Arqueólogo

 

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   1 Se han remitido para su datación por medio del Carbono 14 varias muestras orgánicas, con financiación de la Dirección Xeral do Patrionio Cultural de la Xunta de Galicia.
   2 ESCRIBANO & alii.El paisaje.1991.
   3 Debemos de tener muy presente que el medio natural se encuentra fuertemente condicionado por las actividades socioeconómicas y culturales que el hombre ha ido desarrollando a lo largo de su existencia, y que cada una de esas comunidades percibe e imagina el espacio de una manera particular (CRIADO BOADO & alii.Arqueología del paisaje.El area Bocelo – Furelos entre los tiempos paleolíticos y medievales.1991).
   4 Circunstancia fundamental en la alteración que ha sufrido el yacimiento.
   5 LLANTADA DIAZ,M.F. “Creencias y leyendas sobre Santa Comba”. Ferrol Análisis 9. 1996.
   6 Idem..
   7 ALONSO ROMERO.F.Santos e barcos de pedra.1991.
   8 CARRE ALDAO.Geografía del Reino de Galicia.A Coruña,Tomo II.1926.
   9 Información facilitada de forma oral.
   10 Se incluye en el inventario de yacimientos arqueológicos de la Consellería de Cultura.
   11 Trabajos realizados por la empresa ADOBRICA ARQUEOLOXIA S.L., financiados por TRAGSA y dirigidos por Alberto González Fernández.
   12 Memoria depositada en la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural.
   13 GONZALES FERNÁNDEZ,A. “¿Un castro en Santa Comba?”Revista Cultural Columba nº 2. 2000.
   14 Teniendo en cuenta que en la actualidad las fuertes lluvias, unidas a la ejecución de los drenajes del acceso que vierten sobre las estructuras arqueológicas, han provocado un fuerte derrumbe en la zona costera dejando a la vista una estructura de casi metro y medio de altura.
   15 En concreto el relleno interior de arenas finas de la estructura de fundición que ofrecen escasa estabilidad en el momento de lluvias.
   16 Es necesario recordar en este punto que nos encontrábamos excavando en una isla con las dificultades propias que la “insularidad” representa para los aspectos infraestructurales de la actuación arqueológica. De hecho los días que más tiempo se pudo trabajar de forma contínua coincidió con fines de semana. Días en los que se entraba a ala isla en marea baja a primera hora de la mañana y se salía en el momento en que volvía a estar la marea en el mismo punto por la tarde.
   17 Hay que tener en cuenta que los últimos niveles de ocupación histórica se corresponden con la Ermita y con el aprovechamiento contemporáneo de los recursos del lugar.
   18 Posiblemente perteneciente a una reforma del asentamiento en un momento en el que las estructuras defensivas dejan de tener relevancia primordial.
   19 Apartado redactado con la colaboración de Pilar Fernández Pintos, arqueóloga encargada del estudio de la cerámica localizada durante la excavación, quien facilitó los datos y el primer análisis del material.
   20 ALCORTA IRASTORZA,E. LUCUS AUGUSTI, cerámica común romana de cocina y mesa hallada en las excavaciones de la ciudad. 2001.
   21 Un análisis más pormenorizado de los aspectos técnicos del procedimiento metalúrgico y de los análisis realizados se encuentra en el artículo del profesor Gómez Filgueira en la presente publicación.
   22 Identificación realizada por Javier López Blanco.
   23 Hay que recordar que se encuentran en proceso de análisis mediante carbono 14 varias muestras del yacimiento, así como el proceso de estudio pormenorizado de los materiales cerámicos.
   24 NAVIERO LOPEZ,J. El comercio antiguo e el N.W. peninsular. 1991.
   25 SÁNCHEZ PALENCIA & J.C.PEREZ.”Los yacimientos auríferos en la península ibérica”.El oro en la España Prerromana. 1989.
   26 A estos momentos de tráfico marítimo y comercial se puede asimilar el fragmento de Terra Sigillata Itálica localizado durante la excavación.
   27 PENA GRAÑA, A. Narón un concello con historia de seu. 1991.
   28 Datos facilitados por el profesor Gómez Filgueira.
   29 El método directo permitía obtener un sinterizado de hierro con carbón, escorias y no reducidos, que eran separados mediante forja. Ejemplos de este tipo son las cubetas localizadas en el yacimiento asturiano de Campa de Torres. MAYA GONZALEZ & CUESTA TORIBIO. El castro de Campa de Torres.Período prerromano. 2001.
   30 TRANOY, ALAIN.”Permanences indigenes et romanisation en Galice”. Actas do Congreso Internacional da Cultura Galega. 1992.
   31 Documentado a través del registro estratigráico y por la, a priori, desaparición de la cerámica romana del registro arqueológico localizado.
   32 LOSADA,F. ”Os asentamientos na Galicia Romana”. Proyecto Galicia. 1991.
   33 CARBALLO, NAVIERO, REY. “Problemas de compartimentación espacial do catrexo galaico”. Traballos de arqueoloxía e etnografía. 1988.

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Alberto González Fernández. Adóbrica Arqueolóxia S.L.

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