O fardo

12/07/2019, José López Hermida

Recuerdo aquellas conversaciones que yo escuchaba con tanta atención, de pequeño, en la cocina de la casa donde yo nací, cocina que yo de niño veía grandísima, pero que con los años se fue achicando hasta quedar en normal. De estas conversaciones recuerdo una que siempre me llamó la atención, cuando hablaban de “ir a pasear a plaia” (nombre que se le daba en Cobas a raquear1). Desde siempre lo que el mar arrojaba a la playa, como madera e incluso comida, era aprovechado en las casas, pero en aquella época de escasez y racionamiento, (los cuarenta) en la que acabábamos de salir de una guerra civil, las libretas de racionamiento se complementaban con el estraperlo (todo valía para el convento).

 

Fardo nº 1, encontrado en Ponzos. En este y en el fardo nº 2 puede apreciarse la huella dejada por la tela que los envolvía
Fardo nº 1, encontrado en Ponzos. En este y en el fardo nº 2 puede apreciarse la huella dejada por la tela que los envolvía

Yo no lo viví personalmente, pero me contaban que a falta de aceite para freír se utilizaba sebo del que salía en la playa. Se contaban anécdotas como las “do coñá, as naranxas, o fli, os afogados” y muchas más, pero sobre todo lo que más me llamaba la atención era cuando hablaban de los “fardos” que aparecían en aquellos cuarenta. Contaban que procedían de un barco torpedeado durante la Segunda Guerra Mundial y que la gente dormía en la playa para poder encontrar alguno de esos fardos para luego venderlo, pues en aquellos tiempos se pagaban a 5.000 pesetas cada uno, que era mucho dinero.

Después de tanto tiempo transcurrido, el pasado verano de 2018 he vuelto a revivir con cierta alegría aquellos momentos casi olvidados, pues encontré en la playa dos fardos, uno en Santa Comba y otro en Ponzos, los dos en buen estado a pesar de haber pasado setenta y tantos años. Esto me llevó a indagar un poco sobre el asunto. Empecé por preguntarle a mi padre, que me contó cómo mi abuelo Pepe encontrara uno de estos fardos que llevó en el carro a la Comandancia de Marina de Ferrol donde lo entregó. Una vez recepcionado y gestionado el hallazgo, se cobraba una indemnización.

 

Fardo nº 2, encontrado en Santa Comba. Sus medidas son: 64 x 37 x 43 cm y su peso 100 Kg
Fardo nº 2, encontrado en Santa Comba. Sus medidas son: 64 x 37 x 43 cm y su peso 100 Kg

¿Qué es un fardo? Un fardo es un conjunto de mercancías cubiertas con arpillera u otra tela fuerte cosidas para formar un bloque y así facilitar su almacenamiento o trasporte. En este caso la mercancía es el caucho. Después de tantos años en el mar, los dos fardos que yo encontré en Cobas no conservan la tela del envoltorio, aunque si sus restos. Si conserva la tela exterior el encontrado en Niñóns, una ensenada que está entre el faro de Punta Nariga y el puerto de Corme, como puede verse en la fotografía cedida gentilmente por Pedro Barros. Por las fotografías que acompaño, podemos ver que los fardos nº 2 y nº 3 son del mismo tipo, y distintos al fardo nº 1. Esto nos hace reflexionar sobre lo siguiente: ¿Llevaba el barco diferentes tipos de fardo o los submarinos hundieron más de un barco con este tipo de carga? Dejo la pregunta sobre el papel; quizás antes de otros casi ochenta años se pueda saber.

 

Fardo nº 3 encontrado en Niñóns por Pedro Barros (autor de la fotografía)
Fardo nº 3 encontrado en Niñóns por Pedro Barros (autor de la fotografía)

Según la Enciclopedia Universal Ilustrada Europea Americana (la “Espasa”), el caucho2 es un látex desecado de diversas plantas, que tiene gran importancia por sus numerosas aplicaciones. Fue descrito por vez primera por Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en 1536, como materia muy empleada por los indios sudamericanos, quienes desde hacía muchos años lo empleaban para hacer vasijas, zapatos y otros objetos. En Europa hasta principios del siglo XIX apenas sirvió para otra cosa que para borrar los trazos del lápiz sobre el papel. Desde esta época, a medida que se fueron conociendo sus excelentes propiedades, fue aumentando su empleo debido a los buenos resultados de los ensayos hechos con adicción de diversos materiales, que le dieron nuevas propiedades. Al descubrir el caucho vulcanizado y el caucho endurecido, su empleo fue adquiriendo tanta extensión e importancia que llegó a considerarse entre las materias vegetales más importantes para la vida de los pueblos civilizados. Su producción y comercio fue escaso hasta mediados del siglo XIX. En el año 1898 Inglaterra importó 552.823 quintales y en 1903-1904 el territorio del Amazonas produjo 30.849 toneladas2. En el año 1897 África suministró 11.967 toneladas y Asia 2.000. En 1907 el conjunto de los países productores exportó más de 69.853.000 Kg, de los cuales el 68 % era producido en América, el 30% en África y el 2% restante en Asia. La producción fue en aumento cada año, satisfaciendo con dificultad la demanda, a pesar del precio tan elevado que llegó a alcanzar, sobre todo durante las dos guerras mundiales.

 

Fardo nº 4, encontrado por Pedro Barros, con señales de llevar tiempo sobardado, pues da la impresión de estar afectado por el sol. (Fotografía cedida por Pedro Barros)
Fardo nº 4, encontrado por Pedro Barros, con señales de llevar tiempo sobardado, pues da la impresión de estar afectado por el sol. (Fotografía cedida por Pedro Barros)

Como hemos dicho, antes de la vulcanización el caucho tenía pocas aplicaciones. La vulcanización es un proceso mediante el cual el caucho crudo se calienta en presencia de azufre con el fin de volverlo más duro y resistente al frío. El resultado final es un producto más estable, duro y resistente, sin perder por ello la elasticidad natural. Con el nuevo material obtenido tras este proceso, se fabrica actualmente una gran cantidad de objetos como neumáticos, etc. El caucho vulcanizado, por sus notables y valiosas cualidades, alcanzó un gran desarrollo tras la aparición del automóvil, empleándose principalmente en la fabricación de neumáticos y cubiertas para las ruedas. Dependiendo de la proporción de azufre empleada en la vulcanización, se obtiene el caucho blando o goma elástica blanda, de color gris claro, y formado exclusivamente por caucho y azufre; y el caucho duro, goma elástica dura o ebonita, de color negro. Hoy en día el caucho está presente en numerosos elementos que nos rodean en nuestra vida diaria.

 

Notas

1. Según el diccionario de la RAE: raquear: andar al raque; y raque: acto de recoger los objetos perdidos en las costas por algún naufragio o echazón).

2. Datos de la Enciclopedia Universal Ilustrada, tomo 12

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