Memoria oral de la pesca en Prior (II)

18/11/2022, Ernesto López Naveiras

​​Viene de: Memoria oral de la pesca en Prior (I)

 

4. BENITO y ÁNGELPROFESIONALES DE LA PESCAHABLAN DE SUS VIVENCIAS POR LA COSTA DE CABO PRIOR

Nos encontramos delante de dos hombres a los que la vida llevó a ser profesionales del mar en una costa singular por lo agreste de sus cantiles y por la mucha pesca que en su mar había. Fueron marineros, pescadores y mariscadores y, por ello, lo que nos cuentan resulta muy importante para comprender como los pescadores de la zona descubrieron los nichos ecológicos, que otros explotaban, y que ellos conocían, pero que solo utilizaban para consumo propio, a pesar de que estuvieran siempre cerca de sus casas.

 

Benito López Díaz y Ángel del Río Vargas
Benito López Díaz y Ángel del Río Vargas

El mar y la tierra fueron de siempre medios de vida explotados por nuestros antepasados. En el mar la explotación era directa, quien ponía el capital para comprar barcos y otros pertrechos para la pesca, también iba a pescar y compartía con los marineros el esfuerzo de la pesca y la lucha con el viento y la mar. En la tierra no era así, el propietario de la tierra ponía en foro sus tierras y su única preocupación era cobrarlos, nunca participaba en el trabajo de tierra ni tampoco se preocupaba de mejorar su explotación para obtener mejores rendimientos. El propietario del mar invertía en mejorar su barco y pertrechos de pesca y así, cuando aparece el vapor en los barcos, dejan la vela y cambian al motor, las artes tradicionales de pesca se cambian por otras de más rendimiento y los años treinta/cuarenta contemplan un cambio total en las flotas de pesca. En la tierra no es así, el propietario despreocupado y el trabajador, sin los excedentes económicos que producía, por llevárselos los foros, no había posibilidad de invertir para mejorar la explotación de la tierra; así el arado romano estuvo presente en nuestros campos hasta ayer y el tractor llegó muy tarde. Nos dice Ángel que él, una vez casado, estuvo viviendo de la tierra, pero trabajar para que las ganancias se las llevara el foro o dueño de la tierra que no participaba en el trabajo, no le gustaba y se fue al mar.

Por sus relatos, vamos a conocer cómo se pasó de la pesca artesanal y comercialización a pequeña escala y para consumo propio, a la pesca comercializada en la lonja de A Coruña y cómo los métodos de pesca que mejoraban las capturas fueron conociéndose por los pescadores de la Costa de Cobas y expandiéndose su conocimiento por el Cantábrico.

 

Pregunta: ¿Qué haríais si empezarais ahora de nuevo a pescar?

Respuesta: Benito dice que si a él sólo le dejaran para pescar la costa de la ría de Ferrol donde hoy se encuentra el puerto exterior y la punta que le sigue, se compraría un barco y se haría rico. Pescaría todos los días, porque el mar lo permite, y como estaba poco explotada la zona, aunque los de Mugardos pescaban allí, pero mal pertrechados, había mucho marisco. Ángel asiente a casi todo lo que Benito dice, pero apostillando que, sabiendo lo que ahora ellos saben, estaba de acuerdo.

 

Pregunta: ¿Cuánto ganabais en una marea en 1950?

Respuesta: En los años cincuenta, poco. Comenta Benito, que hicieron una vez una marea de 20.000 pts, en el año 1957, en los Aguillóns, y les tocó a cada tripulante sobre 1.000 pts; los percebes eran como chorizos largos y gordos, formando piñas enormes que sacábamos del mar con gran alegría.

 

Pregunta: ¿Quién invento el gancho para coger percebes?

Respuesta: Entre los dos entrevistados nos cuentan lo siguiente: En un principio los percebes que se cogían eran aquellas que la marea, cuando bajaba, dejaba al descubierto sobre las rocas y en las grietas. Entonces, copiando de los asturianos que venían a pescar centollas a la costa de Prior con el espejo, los pescadores de Cobas empezaron también a utilizarlo en la captura de las centollas. Un día, José de Lino estaba cogiendo percebes en los Vacaros de San Jorge, utilizando un espejo para ver las piñas que estaban cubiertas por el agua, una rapa, para desprenderlas de las rocas y un truel, para recogerlas después de desprendidas y subirlas a la chalana, sistema de captura de los percebes que luego bautizaron los de Cobas como el gancho. Allí se encontraban Nicanor, O Viudo, Vargas y otros pescadores que comprobaron la eficacia del sistema y dieron fe de que José de Lino fue el primero en utilizarlo, tal como lo atestiguan Benito y Ángel.

 

Pregunta: ¡Contadnos alguna historia de pesca!

Respuesta: Benito toma la palabra y cuenta que un día Francisco y yo fuimos a pescar; el mar bajaba, largamos las nasas por un canal y cuando las fuimos a levantar, no había ni una centolla, un fracaso total. Pero se pusieron encima de una piedra y mirando para el mar vieron que estaba el fondo totalmente lleno de centollas enormes; con un palo con tres uñas en la punta que tenían a mano, empezaron a coger centollas sin ninguna dificultad hasta conseguir veinte y una. Entonces empezó a subir el mar y las centollas van a las nasas y entran en ellas a montones, consiguiendo coger más de cien centollas enormes. Benito afirma que ese comportamiento de las centollas fue motivado por el cambio de la marea. No se las pagaron muy bien y solo sacaron quinientas pesetas. Francisco una vez cogió una piña de percebes en El Boi que no pudo subir a la chalana de lo grande que era, llamó a unos compañeros para que le ayudaran y no consiguieron subirla con las horquillas; tuvo que trocearla con la rapa en el fondo y así consiguió subirlas, llenando varias cajas de percebes.

 

Pregunta: ¿Qué se pagaban más las centollas o los percebes?

Respuesta: Las centollas valían menos que los percebes. Una centolla hembra se pagaba a 8 pts y un macho grande a 25 pts, años cincuenta/sesenta. Antes se preferían los machos a las hembras, hoy los gustos cambiaron y es al revés, las hembras se pagan mejor que los machos. En los escaparates de los restaurantes ponían un macho grande, con el caparazón rojo cubierto de algas, enormes pinzas y largas patas. Era todo un espectáculo ver ese bicho.

 

Pregunta: ¿Cuándo vendíais en A Coruña solíais ir en los barcos y alguna vez en la chalana?

Respuestas: Normalmente se iba en los barcos, pero alguna vez fueron en la chalana; siempre iban dos marineros, cada uno se cogía a un remo y a remar duro toda la travesía. Para darse cuenta del gran esfuerzo que se requería para ir de Cobas a A Coruña, hay que pensar que se sale de la esquina norte del golfo Ártabro, que dista de A Coruña aproximadamente 22 Km en una chalana pesada y cargada a tope con la pesca, y que el mar que se cruza está surcado por las corrientes que las mareas originan con el llenado y vaciado de las rías y que los vientos predominantes en la zona son sur o nordeste, que si bien pueden ayudar en un sentido del recorrido, de mantenerse el viento, soplaría en sentido contrario al de la marcha. Se salía al anochecer y por la mañana temprano, estaban en la lonja de A Coruña para vender, siempre lo hicieron en el verano y con buen tiempo; una vez llegados A Coruña buscaban quien les comprara la pesca. Cuenta Ángel que una vez llegó a San Amaro, en A Coruña, donde la vendieron, en el año 1958, y de allí tuvieron que llevarlas a una cetárea que estaba en la costa dando la vuelta a la Torre de Hércules en la ensenada de Riazor, a cuatro o cinco kilómetros de donde se encontraban; echaron toda la noche entre la travesía y la descarga de la buceta, que iba llena de percebes, y luego vuelta para Cobas.

 

Pregunta: ¿En A Coruña no había percebeiros?

Respuesta: Si nosotros fuéramos para A Coruña a vivir y nos dedicáramos en una chalana, dos marineros, a coger percebes en la costa, nos podía haber ido muy bien, pues había muchos percebes y nadie se dedicaba a cogerlos. Los únicos que vendíamos percebes en Coruña éramos los de la costa de Prior y también de Malpica.

 

Pregunta: ¿La rapa siempre fue así?

Respuesta: Si, las rapas siempre fueron como son ahora.

 

Pregunta: ¿Quién les enseño a los de Cedeira a coger percebes?

Respuesta: Los pescadores de Cedeira siempre cogieron percebes, pero en pequeñas cantidades, hasta que vieron a los de San Jorge cogerlas con el gancho; copiaron entonces y comenzaron ellos también a utilizar el gancho. Hacen memoria y refieren que, en los años 1960/61, sus padres estaban ya cogiendo percebes en Cedeira con el gancho. Comenta Ángel que si, por ejemplo, la marea era a las ocho de la tarde, se iban para Cedeira, dormían allí, y en la marea del medio día se ponían a trabajar cogiendo los percebes. Algunos pescadores de San Jorge, como Beceiro y Alfonso, decidieron trasladarse a Cedeira con sus chalanas para pescar allí y vender en su lonja, en donde habían conseguido que los precios fueran interesantes. También cuenta Ángel que Vargas y Aquilino iban a vender las centollas a Cedeira, se quedaban en Punta Negra y después, en las chalanas, iban a venderlas a la cetárea.

 

Pregunta: ¿Se os quedó alguna vez el barco averiado?

Respuesta: Comenta Ángel que una vez se les quedó el barco sin carbón y decidieron quemar las panetas de las chalanas para llegar a vender a A Coruña.

 

Pregunta: ¿Qué aconsejabais al que, por primera vez, iba a coger percebes?

Respuesta: Solo uno, muy importante: ¡¡Non darlle nunca o cu ao mar, cando se esteña nas pedras collendo percebes!! Era tan importante este pequeño detalle que comentan que, más de una vez, vieron cómo el mar puso en aprietos a algún compañero que no siguió esta advertencia.

 

Pregunta: ¿El lubrigante se cogía también?

Respuesta: Siempre se cogió el lubrigante, al igual que la langosta. Se metía el gancho y se tiraba por ellos y venían algunos enormes; en algunos sitios había muchos.

 

Pregunta: ¿Nunca hablasteis de las nécoras, no se cogían?

Respuesta: En un principio nadie cogía nécoras, como tampoco centollos; solían venir barcos de a Coruña a cogerlas, quedándose dos o tres días. Como siempre los pescadores de Cobas vieron que la nécora también tenía venta y, sobre el año 1969, comenzaron a coger nécoras utilizando las mismas nasas abiertas con la que cogían las centollas; de ambas especies había cantidades importantes en la costa de Prior.

 

Pregunta: ¿Las nasas también fueron modificadas?

Respuesta: En un principio las nasas que se utilizaban en Cobas eran abiertas y rectangulares, se cubría el armazón de madera con una red, se dejaba la parte superior abierta y, en el interior se ponía el cebo; se lastraban con unas piedras y ataban por los lados para que, al subirlas, lo hicieran en posición horizontal. Cuando se depositaban en el fondo del mar, las nécoras, centollas y langostas se metían en el interior a comer el cebo. Cada cierto tiempo, se levantaban y recogían las capturas; tanto marisco había que esta sencilla nasa abierta valía para cogerlo, pues, aunque algunas piezas escapaban, otras se quedaban.

Sobre el año 1954, le regalan a Lolo y Benito varias nasas cerradas que les trajeron del Grove (Pontevedra); al probarlas en el mar, descubren que el marisco que entraba a comer el cebo ya no puede salir, con lo cual se mejoraba mucho el número de capturas que se conseguían. La diferencia era que estas nasas cerradas eran cilíndricas y en la parte que quedaba hacia arriba, cuando estaban en el fondo del mar, tenían una abertura y en ella había un tubo hacia el interior de la nasa, por donde entraba el marisco, que, una vez dentro, no podía salir. Con la utilización de esta nueva modalidad de nasas cerradas, se consiguió equilibrar otra vez el número de capturas que se conseguían, que había descendido por haber experimentado un descenso el marisco en el mar por diferentes causas, entre las que se pueden considerar la polución y la sobreexplotación. Además, se empezaron a pescar con estas nasas cerradas, pulpos, congrios, nécoras, etc.

Las primeras nasas que, en vez de piedras, se lastraron con cemento, fueron hechas por Benito que, cansado de que las piedras se soltaran con el uso, decidió ponerles cemento con un resultado más que aceptable. Al año siguiente, estaba el mar lleno de nasas con cemento.

Un comentario que hacen y que no deja de ser curioso, es que el congrio no era rentable, se pagaba poco, y el pulpo tampoco era muy apreciado porque a la hora de transportarlo las mujeres en tinas, en la cabeza, desde la costa al coche, su cuerpo gelatinoso se iba desplazando con el movimiento al caminar y resultaba muy difícil llevarlo, llegando incluso a causarles lesiones.

 

Pregunta: ¿Quién empezó a coger percebes con botellas y traje de neopreno?

Respuesta: Contestan que el primero fue Carneiro, que aprendió de un policía cuando vinieron a Cobas a recuperar unos cañones de un barco hundido. Luego Benito fue con unos veraneantes que tenían equipos de buceo; él les indicaba donde estaban los percebes y ellos bajaban a cogerlos. Un día los llevó, y como el mar estaba muy bravo no se decidían a tirarse, pero Benito, con su experiencia, les indicó que esperaran un poco a que la mar comenzara a bajar; y así fue, en el sitio a que los llevó, el mar se había calmado con la bajada de la marea, les indicó el sitio en que se tenían que meter y tantos percebes cogieron que fue una mañana para recordar. A partir de estas experiencias, los equipos autónomos de buceo empezaron a ser utilizados por las nuevas generaciones para coger centollos, percebes, etc. en la Costa de Prior, llegando incluso a utilizar compresores de aire y otros equipos.

 

Pregunta: ¿Cuál es la zona entre San Jorge y la Esbarrelada que da el mejor percebe?

Respuesta: El mejor percebe lo daba A Entrada Da Longra y también A Furada.

 

Conclusión

No fue fácil la vida de estos hombres, profesionales del mar desde su niñez, como tampoco lo fue la del resto de los pescadores de Cabo Prior. Lograron sacar a sus familias adelante, más allá de lo que, a veces, la vida posibilitaba. Salieron muchas veces de su casa buscando el sustento en un mar embravecido por la ola y el viento, regresando sanos y salvos, después de arrancar a la costa y mar, los frutos preciados que otros disfrutarían en la mesa, ajenos a los riesgos y peligros pasados.

Desde los últimos tiempos en que nuestros dos amigos estuvieron pescando, todo cambio mucho: la pesca disminuyo bastante en cualquiera de las especies con las que ellos trabajaban; los pescadores llegaron a ser tantos, que O Porto y A Cova estaban abarrotados de chalanas, con y sin motor, con muchos pescadores de fuera que pernoctaban allí, por varios días; el enorme respeto que había por lo ajeno se perdió, y nada se podía dejar en las chalanas, ni en tierra, si no había un lugar para guardarlo.

Ellos vivieron las grandes catástrofes del: Urquiola (1976), Mar Egeo (1992) y Prestige (2002).. Con la contaminación que causaron, vieron cómo el mejillón desaparecía de las piedras, en otras épocas negras por la gran cantidad de mejillón que tenían y cómo el percebe aparecía muerto en las piñas que cogían; también relacionan a Alúmina (San Ciprián) con el deterioro que se observa en el Pitillón, piedras antes cubiertas de mejillones y percebes, ahora peladas.

Fueron claros y concluyeron manifestando que, si no se ponen medidas para evitar la sobrepesca, si la contaminación del mar no desaparece y si el medio ambiente no se cuida, los daños ya causados no se solucionaran y la vida en el mar puede desaparecer.

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Autor:
Ernesto López Naveiras

 

 

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